El personal directivo y de servicio social son los primeros filtros en las escuelas de los diversos niveles educativos para detectar e inhibir actos de violencia, destacó Wilbert Santiago, vocero de la Sección 22 del SNTE.
Tras los hechos ocurridos en el Colegio Cervantes de Torreón, Coahuila, el dirigente sindical opinó que “no solo se debe enfocar únicamente a la situación escolar, dado que no se puede excluir el tema familiar”.
“Es necesario atender la situación personal que a diario enfrentan los niños y adolescentes en ese momento, los papás debemos estar pendientes en todo momento de sus hijos y como maestros también atenderlos”, manifestó.
Apuntó que nadie está exento de vivir una situación de violencia en el país e incluso en la entidad, cuando desde casa no se vigila el comportamiento de los infantes y se normaliza la violencia.
Consideró que los padres de familia deben fungir como el primer filtro en las posibles conductas violentas de los menores, aunado a la descomposición social que se vive actualmente.
Resaltó que la participación de los padres de familia es primordial no sólo firmando una carta de autorización para que revisen la mochila se su hijo, sino, estar pendiente desde casa y acudir a la escuela periódicamente para estar al tanto de cualquier situación.
Manifestó que en las escuelas públicas de los diversos niveles, los colectivos de maestros se organizan para llevar a cabo acciones preventivas y de atención tanto en orientación social como psicológica.
“En el momento en que se detectan acciones inusuales o violentas por parte de los estudiantes se canalizan a las áreas correspondientes y se le dá vista a los padres de familia y se reconduzcan las conductas”, dijo.
Admitió que es complicado vigilar a cada alumno, por eso hay distintas instancias internas desde los jefes de grupo, maestros, prefectos, comité de padres de familia, orientadores y directivos, “todos tienen la responsabilidad de velar por la seguridad de la comunidad escolar”.
