“Me siento honrada de ser lo que soy y de ganarme cada peso que me llevo a la casa”, fueron las palabras que entre lágrimas expresó Lucina Cruz Rodríguez, una mujer dedicada a la albañilería desde hace más de 18 años en un trabajo que está considerado como exclusivo de los hombres.
Rompiendo estereotipos, la originaria de la región de la Mixteca hace las mismas actividades que sus compañeros, como colar, armar castillos, cargar cemento y limpiar en el área de trabajo.
Vestida con blusa manga larga, pantalón y con una gorra que le cubre de los intensos rayos del sol, Cruz Rodríguez, desde los 22 años fue haciendo los primeros intentos por tener un modo honesto de vida y eligió este oficio que le enseñó su papá.
Todos empezamos por necesidad, pero a la larga te va gustando el trabajo y te vas adaptando a las condiciones. Empecé haciendo estribos, anillos, y de ahí me fui metiendo poco a poco, y ahora, armo fierros, cimbro, encajono”, dijo.
Lucina tiene todas las ganas para desempeñarse en la construcción, un espacio liderado por varones y aquellas que quieran entrar están expuestas a las agresiones verbales.
Cuando empecé sí sufrí maltrato porque me decían que me fuera a lavar trastes, pero con hechos demostré que puedo hacer las cosas”, declaró la trabajadora.
La industria de la construcción está empezando a cambiar hacia una mayor diversidad de género y continuará esta tendencia para evolucionar y establecer una cultura de equidad, señalan especialistas.
De acuerdo con las estadísticas del 2023, en el país había 1 millón 620 mil personas que se dedican a la albañilería y mampostería, el 99.7% son hombres y el 0.3% mujeres y en este irrisorio porcentaje se encuentra Cruz Rodríguez, quien todas las mañanas se despierta a las 5:00 horas para preparar la comida que se llevará al trabajo y para su familia.
En medio de esto, y aunque evitó hablar de su salario, de acuerdo con las estimaciones, entre hombres y mujeres hay una gran brecha porque el sueldo promedio mensual de los hombres es de 8 mil pesos, mientras que el de las mujeres es de 7 mil 100 pesos.
A la trabajadora de la construcción, la raya semanal no le alcanza para solventar una familia de 5 hijos y tiene que buscarle un poco más. Aunque reconoce que tiene apoyo de su esposo con quien comparte este trabajo.
Lucina está actualmente laborando en una obra de techado y gradas de una cancha de basquetbol en el municipio de Reyes Etla; además, al día realiza una doble y triple jornada y debe estar al pendiente de los hijos y de la comida de la casa.
Y es que, ella podría ascender de nivel pero como madre, se le dificulta porque tiene que estar pendiente de las obligaciones de la escuela, de cualquier emergencia y de las actividades como ama de casa.
Para este Día de la Santa Cruz, con lágrimas en los ojos, agradeció tener trabajo.
Acá está mi vida y aunque muchos me miren mal por andar sucia, me siento honrada de trabajar y me siento orgullosa pero cada centavo que llevo a mi casa es bien ganado”, expresó Lucila Cruz Rodríguez.
Por eso, le agradece a Dios tener este espacio laboral, y cada día llegar con un sustento para sus hijos.
Me siento honrada de lo que soy. Con honradez, dignidad y orgullo hago las cosas”, expresó la trabajadora de la construcción quien se autocalificó como rebelde para llegar a este sector.