El respeto y la dignidad hacia los adultos mayores deberían ser valores fundamentales para la sociedad. En 2025 al menos 13% de los más de 4 millones de oaxaqueños son personas mayores de 60 años, mas de 1 de cada 7 oaxaqueños hoy está en esa condición y afrontan abusos, discriminación y arrinconamiento social.
Hace algunos días una adulta mayor posteó en redes sociales que un conductor le arrojó las monedas de su pasaje porque presentó su credencial de descuento. Semovi apenas “citó” al conductor y nunca dijo si hubo sanción.
De acuerdo a un usuario de EL IMPARCIAL, “es alarmante constatar que existe un sistema que perpetúa la discriminación y el abuso hacia este grupo vulnerable, el de los adultos mayores”.
Desde hace algunos años en una sucursal bancaria de Asunción Nochixtlán se obliga a los adultos mayores a retirar sus recursos directamente del cajero automático; se les niega el servicio en ventanilla, con las dificultades físicas y limitaciones sociales que ello representa.
Discriminación bancaria
Otro usuario o cuentahabiente bancario nos relata su experiencia: “ Quisiera expresar mi profunda preocupación por una práctica que ha comenzado a tomar fuerza: la negativa a permitir que los adultos mayores accedan a sus recursos guardados en instituciones financieras, bajo el argumento de que carecen de huellas digitales confiables debido al envejecimiento natural de su piel. Esto constituye un claro ejemplo de discriminación por razones de edad y vulnera los derechos de un sector que, por su experiencia y sabiduría, merece un trato digno y justo”.
En primer lugar, es importante destacar que las huellas digitales han sido utilizadas como un método de identificación por muchos años, y que las alteraciones en la piel a medida que envejecemos son normales. Sin embargo, esta circunstancia no debería ser un impedimento para que los adultos mayores puedan gestionar sus propios recursos. Negarles el acceso a sus cuentas y ahorros, bajo esta premisa, es un acto discriminatorio que deshumaniza y despoja a los ancianos de su autonomía y recursos”.
Las instituciones bancarias han sido entre las más señaladas ante Condusef por abusos, malos servicios, presuntos fraudes y discriminación por parte de instituciones bancarias. Sólo en 2018 la Condusef estimó que 3 millones 800 mil adultos se quejaron por una o varias operaciones monetarias que afectaron su patrimonio y 88% fue por problemas con su tarjeta de crédito y débito.
El lector de EL IMPARCIAL indicó que a mayor abundamiento, este tipo de prácticas no solo afectan a los individuos, sino también a sus familias y comunidades, pues crean un ambiente de desconfianza y desigualdad.
“Además, es crucial señalar que las instituciones financieras tienen la responsabilidad de crear alternativas inclusivas que permitan a los adultos mayores acceder a sus fondos sin importar las condiciones de sus huellas digitales. Existen tecnologías modernas y métodos alternativos de identificación, como el uso de reconocimientos faciales, códigos de acceso, preguntas de seguridad o incluso el reconocimiento de voz que podrían implementarse para garantizar que las personas mayores no queden desatendidas. El simple hecho de que las instituciones opten por mantener un sistema rígido que no toma en cuenta las necesidades de los ancianos revela un desprecio hacia este grupo que ha contribuido en gran medida al desarrollo de nuestras comunidades”.
Envejecimiento poblacional
Lo dicho a EL IMPARCIAL es fundamental dado que, de acuerdo al Consejo Nacional de Población, en apenas 5 años los adultos mayores serán 1 de cada 6 oaxaqueños, el 14.8% y para 2050 ascenderemos al 22.1%, seremos uno de cada 4.5 personas en Oaxaca. Quien hoy es un joven dinámico de 35 años, en 2050 será ya una persona de la tercera edad.
El lector de EL IMPARCIAL indica que “esta situación exige una respuesta inmediata por parte de las autoridades. Es fundamental que se realicen campañas de concienciación que visibilicen la problemática y promuevan un mundo más inclusivo y respetuoso con las diferencias naturales que vienen con la edad. Asimismo, es esencial que se establezcan normativas que protejan los derechos de los adultos mayores, garantizando su acceso a los recursos que han ahorrado a lo largo de su vida.
En conclusión, hago un llamado a la sociedad en su conjunto y a las instituciones financieras para que reconsideren sus políticas y prácticas que impactan negativamente a los adultos mayores. La discriminación y el abuso no deben ser tolerados en ninguna forma, y especialmente no cuando afecta a quienes más han dado. La dignidad de cada ser humano es sagrada y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que los adultos mayores reciban el respeto y la atención que merecen. Nuestro compromiso debe ser construir un entorno más justo, donde la edad no sea un factor de discriminación, sino una oportunidad para recibir el cuidado y la atención que estos valiosos miembros de nuestra sociedad necesitan”.