Contrario a la clasificación de las autoridades sanitarias del país y estado, que decretaron el paso de Oaxaca al color amarillo en el semáforo de riesgo epidemiológico, la Alianza Empresarial y Comercial de Oaxaca (AECO) considera que la entidad debe permanecer en naranja. Es decir, en un indicador sobre el riesgo alto de contagio de Covid-19.
Esther Merino Badiola, presidenta de la AECO, piensa que el cambio a un indicador de riesgo moderado hará que la sociedad se confíe y se pierda la responsabilidad en el cuidado de la salud.
“No sé si es por Semana Santa, por el tema económico, pero debemos de seguir con las mismas precauciones extremas que hemos tenido. El gobierno podrá decir que estamos en verde o amarillo, pero la responsabilidad de nuestra salud es absolutamente de los ciudadanos”, señala Merino sobre el cambio luego de 14 semanas de permanecer en el indicador naranja.
Aunque observa un repunte en la actividad turística en la capital del estado, la empresaria niega que esto se traduzca en un flujo real de dinero, y por lo cual vislumbra una lejana recuperación económica para ciudades como esta.
Desde su perspectiva, este panorama de caída económica también se debe a que los tres órdenes de gobierno siguen sin inyectar recursos para las pequeñas y medianas empresas. En el caso del municipal, destaca que el gobierno incluso se ha enfocado en sancionar y clausurar empresas, en lugar de dar incentivos.
Los gobiernos, remarca, tampoco han asignado dinero para los temas de salud y para contrarrestar el desempleo derivado de la crisis económica.
“Es lamentable porque tenemos un nuevo año, pero en 2020 (la pandemia) nos agarró desprevenidos. Pero en este año, en el tema de presupuestos debieron haber etiquetado recursos para eso. Por el contrario, redujeron recursos por más de 20 mil millones de pesos al estado”, se lamenta la empresaria oaxaqueña.
En la víspera de los comicios del 6 de junio, en el que se renovarán autoridades municipales, algunas estatales, así como legisladores, Merino Badiola ve un golpe más al intento por reactivar la economía. Sin embargo, reflexiona que como emprendedores tienen que seguir buscando estrategias para no terminar en las estadísticas de negocios que han cerrado en el país.
Recientemente, la Dirección de Economía de la ciudad estimó en 167 las empresas que cerraron durante el año 2020. La cifra, como aclaró la titular de la instancia, no refleja la realidad, en tanto no todos los propietarios que han bajado las cortinas se han dado de baja en el ayuntamiento.
Para Esther Merino, esa cifra tampoco coincide con la realidad. “Yo que también me dedico al tema inmobiliario, veo muchísimos locales desocupados, vacíos”, explica, al tiempo de subrayar que incluso para cerrar un negocio hay muchas trabas y cobros en el ayuntamiento. “Si no tenemos para poder pagar la apertura, menos para cerrar el ciclo de la empresa”, apunta.