Monseñor Pedro Vázquez Villalobos, Arzobispo de Antequera Oaxaca, encabezó la homilía dominical de mediodía en la Catedral Metropolitana, invitando a los fieles a una conversión auténtica y sincera.
Durante su mensaje, el prelado resaltó la importancia de acudir a la Eucaristía con un corazón dispuesto a encontrarse con Dios y recibir su gracia.
“Pienso que cada uno de ustedes ha venido a esta Iglesia Catedral porque ama profundamente a Dios y quiere llenarse de su bendición, porque lo necesitamos”, expresó.
Monseñor Vázquez Villalobos enfatizó que la conversión no es solo para quienes han cometido faltas graves, sino para todos, ya que nadie está exento de pecado. “El que peregrina por este mundo, por más bien que se haya portado, es un pecador”, afirmó, llamando a cada persona a reconocer sus debilidades y pedir la gracia de Dios para transformarlas.
Inspirado en la parábola de la higuera estéril, el arzobispo recordó que Dios, en su infinita misericordia, nos da oportunidades para cambiar y dar frutos. “El dueño del viñedo es nuestro Padre Dios, el viñador es nuestro Señor, la higuera somos cada uno de nosotros. Dios quiere encontrar frutos en nosotros”, explicó, exhortando a los fieles a permitir que el Señor obre en sus vidas.
Los conflictos no se arriesgan con armas
En su homilía, también abordó la situación de violencia en las comunidades, haciendo un llamado a la paz y al diálogo como la única vía para resolver conflictos. “Los conflictos no se arreglan con armas, lo único que hacemos es sembrar más odio y más venganza. Se arreglan sentándonos, hablando y escuchando”, señaló con preocupación.
Finalmente, Mons. Vázquez Villalobos encomendó a los fieles a la misericordia de Dios y a la protección de la Virgen María, pidiendo que en esta Cuaresma cada persona abra su corazón al perdón y la reconciliación. “Que Dios nos ayude a convertirnos. Dios toca el corazón, pero a veces no dejamos que lo toque de verdad”, concluyó.