Y en la fiesta del taxista “un torito hubo a quemar”
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Y en la fiesta del taxista “un torito hubo a quemar”

La pirotecnia, monos de calenda y banda de música o la regada de dulces acompañaron el pitar de unidades adornadas.


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Para la mayoría, el festejo fue solamente una pausa en su jornada diaria, pues las manos nunca dejaron el volante, aquel que por 8 años o más de 20 o 30 han tomado para prestar el servicio de taxi en la ciudad de Oaxaca y la zona conurbada. 

Desde la madrugada, hubo quienes atendieron los viajes solicitados al sitio para luego volver a limpiar la unidad y adornarla con flores, globos, grandes moños y listones o una imagen de la virgen de su devoción: la de Juquila, la de La Soledad o la de Guadalupe.

Por varias horas, el caos vehicular y la falta del transporte urbano o el de los taxis fueron para unos fueron parte del festejo por el Día del Taxista Oaxaqueño, que con más de 50 años de realizarse en la capital, primero como día del chofer, pintó de amarillo las calles.

“Lo bueno que cayó en sábado”. Para la propietaria de una tienda en la calzada Francisco I. Madero, el tráfico de color amarillo lo ha vivido cada año, aunque las marchas que pasan por esta zona ya la han habituado al caos vial.

Parada frente a su negocio, ella vio cómo cerca de las 8:00 horas empezaron a formarse las primeras unidades para salir desde la iglesia del Ex Marquesado hacia la de Guadalupe, donde sería la ya tradicional misa.

Sin más opción de caminar o buscar otras vías, muchos peatones recorrieron más de un kilómetro hacia el centro de la ciudad o a sus espacios de trabajo.

Entre pirotecnia, monos de calenda y banda de música o la regada de dulces y el pitar de sus unidades adornadas para la ocasión, cientos de taxistas de la ciudad de Oaxaca conmemoraron su día.

“Sitios del Valle, vénganse alineado del lado derecho”, decía uno de los coordinadores. La formación fue aprovechada por una diputada local y empresaria transportista que, vestida de huipil, organizó su propio contingente y empezó a felicitar a varios conductores.

En algunos era evidente la cara de desagrado o de haberla ignorado. “¡Si quieren popularidad extra pónganse chingones!” Los gritos y órdenes de la diputada eran para la banda Los de la Plaza.

Quienes pudieron, pasaron entre el contingente a pie, en motocicletas, bicis o en autos propios. Incluso, empujando el carrito de la basura, aun cuando elementos de vialidad advertían del caos y el evitar la calzada o la avenida de La Independencia. 

“¡Gelatina con yogurt, arroz con leche, flan!”. La celebración era aprovechada por comerciantes de todo tipo mientras las bandas contratadas para el día en que es casi imposible conseguir el servicio de un taxi tocaban el Jarabe del Valle, Flor de Piña y chilenas.

Una mujer con ocho años al volante

“Empecé por un sueño de realizar este bendecido trabajo”, contaba Laura Patricia Gómez Ordaz, una de las todavía pocas mujeres taxistas del gremio. Con ocho años al volante, relata que son cerca o más de 30 las compañeras que han forjado un camino en el oficio, con más de 15 o 20 años.

“Los clientes nos buscan por tener un poquito más de confianza y se sienten más seguros. Los compañeros nos han ayudado, me siento muy contenta de realizar este trabajo”.

Al menos 300 pesos costó el arreglo que por esta celebración estuvo a cargo “del patrón” confesaba un taxista a su paso por la antigua estación del Ferrocarril, uno de los primeros transportes modernos de la capital y en donde el desarrollo económico dio paso a la creación de los sitios de taxis, algunos –como el Alameda- en 1920 y por eso es más longevo conocido a la fecha. Otros como el Monte Albán tenían marcada como año de fundación el de 1956. El sitio Libertad de Oaxaca, el de 1967. Aunque tras ellos han surgido otros que se estiman en 29 o más de 30 años.

A la gente le tocó esperar y esperar en las paradas del transporte urbano o caminar hacia sus destinos, incluso con maletas a cuesta o arrastradas. El festejo sacó de circulación a casi todos los vehículos cuyos conductores y/o propietarios salieron para festejar con la familia a bordo o acompañando a pie el desfile rumbo al parque El Llano.

Al ritmo de las bandas, las mujeres ataviadas de Chinas Oaxaqueñas o personas vestidas como Tiliches mostraban la alegría por celebrar este oficio y trabajo que ha significado el sustento de miles de familias.

“Dicen que en la fiesta, torito se ha de quemar” Tal como Lila Downs lo ha plasmado en “La cumbia del mole”, la pirotecnia no podía faltar en esta celebración que comenzó alrededor de las 7:00 horas y seguía pasado el mediodía en las calles de la capital, pero en la que varios dejaron el desfile para seguir con sus unidades, aún adornadas, en busca del pasaje y así concluir la jornada.

 


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