Bolear zapatos, oficio que resiste perder brillo
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Bolear zapatos, oficio que resiste perder brillo

Para aseadores de calzado como Francisco, todos los días “son normales”, aunque se trate de un festejo en reconocimiento a su labor


Fotos: Jesús Santiago / El conflicto magisterial del 2006 y la pandemia golpean a los boleros oaxaqueños.
Fotos: Jesús Santiago / El conflicto magisterial del 2006 y la pandemia golpean a los boleros oaxaqueños.

Levantarse a las 6:00 horas para llegar a su “lugar” de trabajo a las 8:00 ha sido para Francisco Ramírez algo que solo la pandemia y el movimiento magisterial del 2006 han interrumpido. Por 38 años, desde 1985, este aseador de calzado acude a la Plaza de la Constitución (Zócalo) para lustrar el calzado de todo tipo de clientes.

“Para nosotros, todos los días son normales”, cuenta el trabajador cuyo oficio se reconoce cada 24 de mayo y que en la ciudad de Oaxaca se ha vuelto parte de la identidad de su centro histórico. Aquí, decenas de aseadores llegan diariamente con su sillón, las ceras, el trapo, cepillos y demás herramientas para sacar brillo al calzado o para limpiar los tenis de aquellas personas que optan por algo más cómodo para el día a día.

Él, que aprendió del oficio gracias a las enseñanzas de su padre, comenta que bolear los zapatos es dar una protección al calzado ante la intemperie, pero también una labor que no sabe de descansos ni de prestaciones laborales. Pero sí de un oficio con el que sus familias han logrado el sostén económico o mejores oportunidades educativas para sus hijos.

 

Desde hace 38 años, Don Francisco Ramírez, acude al Zócalo para lustrar el calzado de sus clientes.

 

En el centro histórico de la capital, personas como Francisco han sido testigos de los cambios en esta parte de la ciudad, las protestas sociales e incluso el cierre en momentos como el marcado por la pandemia de Covid-19, principalmente en el 2020.

Uno de los afectados directamente fuimos nosotros, se cerró el Zócalo y no se podía trabajar. Reabrieron, pero nos íbamos turnando los compañeros”, cuenta Ramírez, quien considera que tras la pandemia ya hay una recuperación, pues la gente recobró la confianza para salir a las calles.

Limpiar, entintar y engrasar el calzado son los principales pasos o partes del proceso de boleado, explica el aseador, quien remarca que esto ayuda a conservar el calzado. Sin embargo, reconoce que en su labor y aun con el incremento en el precio de los insumos no pueden permitirse subir el costo del servicio. “Nosotros cada tres o cuatro años subimos el precio de la boleada, entendemos que la economía no está para eso”.

 

Foto: Adrián Gaytán / Don Gerardo Mendoza, otro incansable bolero en el Zócalo de Oaxaca.

 

Para Ramírez y sus compañeros, las condiciones económicas con cruciales para poder subsistir, pero también las condiciones diarias de un centro histórico donde no solo llegan turistas sino manifestantes.

En las últimas semanas, las protestas han incrementado en la capital, lo que para ellos ha significado dejar de laborar. Por las manifestaciones de la Sección 22 y de organizaciones sociales, varios de sus compañeros optaron por no trabajar el lunes y martes.

Y este miércoles, tras una tregua, regresaron a su lugar de trabajo, el que por varios años ha representado su fuente de empleo y de superación.


aa

 

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