Impresionantes y majestuosos, los volcanes han cautivado la imaginación humana a lo largo de generaciones. Estas colosales estructuras naturales son protagonistas de innumerables mitos y leyendas, pero su rol dentro del complejo tejido de la naturaleza es menos conocido y no menos fascinante.
Explica Hugo Delgado Granados, investigador del Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica de la UNAM, los volcanes han jugado un papel crucial en el origen mismo de la vida.
El científico aborda una de las hipótesis más destacadas acerca del surgimiento de la atmósfera y los océanos en nuestro planeta, que sitúa a la actividad volcánica en un rol principal.
Delgado Granados explica que, en la época temprana de nuestro planeta, el agua no era como la conocemos hoy. En su lugar, era una sustancia abrasadora y violenta. “Por ejemplo, el 95 por ciento de los volátiles, que son componentes del magma, está compuesto por agua; el resto se divide entre el dióxido de carbono, el dióxido de azufre y otros elementos en menores cantidades”, detalla el investigador.
El papel protagonista de los volcanes entra en juego aquí. Los volcanes primitivos de la Tierra inyectaron estos componentes volátiles al exterior, dando lugar a la formación de la atmósfera. Posteriormente, las precipitaciones comenzaron a caer y se formaron los primeros océanos, inicialmente simples charcos de agua que, con el tiempo, crecieron.
Estos volcanes resultaron ser fundamentales para la vida en el planeta. “En esas primeras acumulaciones del líquido acuoso se originó la vida”, añade el académico de la UNAM.
Los volcanes, a pesar de ser a menudo asociados con la destrucción, han sido de hecho cunas de vida. Las narrativas que giran en torno a ellos pueden ser tanto cautivadoras como mitológicas, pero su contribución a la vida tal como la conocemos es, en efecto, muy real.
El vínculo milenario entre las culturas antiguas y los volcanes
Desde siempre, las culturas de todo el mundo han surgido y prosperado en la cercanía de los volcanes. La razón: la actividad volcánica genera materiales que enriquecen los suelos, haciendo de estos lugares el escenario idóneo para el asentamiento de comunidades humanas y el desarrollo de la agricultura.
Actualmente, encontramos numerosas ciudades asentadas en la inmediata vecindad de estos imponentes colosos. Por citar algunos ejemplos, Catania y el volcán Etna, Tokio y el monte Fuji, San Salvador y el Boquerón, así como el Estado de México con los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, son testimonios vivientes de esta ancestral relación.
El ser humano ha buscado históricamente lugares donde pueda llevar a cabo sus actividades agrícolas, y estos territorios volcánicos resultan ser especialmente fértiles gracias a los materiales producidos por las erupciones.
No es un accidente que todas las grandes culturas crecieron alrededor de los volcanes”, se suele decir. Aunque una erupción puede resultar dañina a corto plazo para la vegetación, con el tiempo, estos lugares se convierten en zonas de exuberante fertilidad.
Desde la antigüedad hasta nuestros días, los volcanes han contribuido a dar vida a nuestro planeta. Su actividad deposita sobre la tierra los materiales que, una vez degradados, la enriquecen.
La singularidad de cada volcán
Los volcanes son como las personas: aunque pueden compartir algunos rasgos en común, cada uno es único. En México, la mayoría de los volcanes del centro están relacionados por el proceso de subducción, es decir, la colisión entre las placas tectónicas de Norteamérica y Cocos genera el vulcanismo. Sin embargo, cada volcán tiene su propia historia, ya que se ubican a distancias diferentes respecto al choque de placas, y las zonas que los rodean poseen estructuras muy distintas. Si no hubiera estas fallas tectónicas, los volcanes no existirían.
Por tanto, hay una serie de características que distinguen a cada volcán, desde la composición química del magma que los alimenta hasta la geología de la zona que los rodea y su propia historia evolutiva.
Beneficios de los volcanes en la actualidad
Las zonas volcánicas albergan un gran potencial energético. “Se pueden utilizar para producir la energía geotérmica”, explica Delgado Granados.
Además, los productos volcánicos pueden ser utilizados para mejorar el cemento. Los minerales contenidos en la ceniza volcánica hacen que el cemento sea más resistente en las construcciones. Las vigas y las varillas protegidas con este material no se oxidan con el paso del tiempo, fortaleciendo las estructuras.
Un ejemplo notable son las antiguas construcciones romanas, que han resistido al tiempo gracias a un concreto que contiene materiales volcánicos.
La sabrosa conexión con el molcajete
Desde la época precolombina, las salsas preparadas en molcajete, hecho de piedra volcánica, son parte esencial de la tradición culinaria. Aunque la licuadora ha reemplazado en muchos hogares este antiguo utensilio, todo mexicano sabe que la salsa preparada en molcajete tiene un sabor especial.
¿El secreto? Cuando los ingredientes se muelen con la piedra del molcajete, se desprenden minerales volcánicos que se mezclan con el chile, los tomates y la cebolla, proporcionándole a la salsa un sabor distintivo y muy apreciado, concluye el académico universitario.
Con información de UNAM Global Revista