Desde que regresó de la Ciudad de México, en 1997, el ciudadano Gilberto Pereda Merino informó que acondicionó el lugar en donde se encuentra la imagen de la inmaculada Virgen de Guadalupe, ya que muchos no le hacían caso, y entonces quien donó la reja de seguridad fue el profesor Feliciano Idelfonso, y el pequeño muro de contención lo construyó un señor de apellido Fierro.
Al observar que don Beto, de 79 años de edad, se ha encargado de limpiar la pequeña capillita de la Virgen de Guadalupe, a un costado de la catedral, previo al 12 de diciembre, el corresponsal le preguntó con qué motivo hace su labor, y respondió que la Virgen lo alejó del alcohol, de los malos pensamientos y de su mala vida, tras de implorarle sus bendiciones, por ello consideró que “son bonitos los milagros de la Emperatriz de América Latina y el mundo”.
Agregó que a la Virgen de Guadalupe es a quien le pone música alegre, danzones, cumbias, mambos y tropicales para que esté contenta, no es para sus vecinos comerciantes que le han dicho que le baje al volumen de su estéreo en donde quiera que él consigue un espacio para su sastrería: “son muy envidiosas (o)”. “Antes hasta me mandaban a los policías, y los uniformados me dijeron: “pero si la música es bonita, usted siga tocando y horrando a nuestra Virgen”, dijo el entrevistado.