Recuerdan al compositor del “Corrido de Huautla”

A los 83 años de edad, el martes 7 de noviembre del 2019, dejó de existir el compositor del “Corrido de Huautla” en la capital oaxaqueña, don José María Dorantes García, quien en vida declaró que dicha melodía la compuso en el año de 1952 y su inspiración fue la belleza natural de los ríos, montañas, álamos, tradiciones y otros atractivos de la sultana huautleca, y por tal motivo ayer fue recordado por sus familiares y amigos sinceros en la Ciudad de Oaxaca, a cuatro años de su ausencia material.

Lo anterior así lo informó vía telefónica el licenciado José David Dorantes González, hijo del “Gallardo mancebo de la Sierra Mazateca”, como solía autonombrarse en vida don pepe Dorantes, quien murió en el Hospital del ISSSTE de la Ciudad de Oaxaca al no soportar más los embates de su decadencia física y económica, aunque en sus años activos viajó a Suiza en representación de los joyeros oaxaqueños. También fue propietario de la Casa del Artesano Oaxaqueño, y en la inauguración fue entrevistado por el periodista de espectáculos, Raúl Velasco, del programa “Siempre en domingo” de Televisa.

Un mes antes de morir, don José le habló al autor del libro La vida de José M. Dorantes García, y le informó que viajaría a la capital del país para atenderse de un problema de salud, “y si ya no regresaba, eso de morir era la ley de la vida”, y lamentablemente así fue; el bohemio y empresario de Huautla murió el 7 de noviembre del 2019 en la verde Antequera, y fue sepultado en el panteón general, aunque JMDG dijo en vida: “Cuando Dios me llame a cuentas quiero ser sepultado en Huautla”.

El autor del Corrido de Huautla y siete canciones más, afortunadamente tuvo la satisfacción de ser homenajeado en vida en esta ciudad mazateca el viernes 25 de marzo del 2016, tras la celebración religiosa al Señor de las Tres Caídas, recibiendo en el transcurso del programa sociocultural un reconocimiento de manos del expresidente municipal (2014-2016) David García Martínez, lo cual llenó de emoción a don pepe Dorantes y le rodaron unas lágrimas por sus mejillas.