Al igual que el resto de las áreas verdes o naturales del valle central de Oaxaca, en donde el Foro Oaxaqueño del Agua ha estimado una pérdida de más del 30 por ciento de la cobertura natural en 40 años, el parque estatal Cerro del Fortín ha perdido en las últimas dos décadas al menos el 30 por ciento de su flora. Además de diversas especies animales que la caracterizaban (como el correcaminos), explica Carlos Morales, ambientalista y fundador de la asociación civil Colmillo Blanco.
La sequía extrema que se padece en este año se relaciona con esa pérdida de la vegetación, pero como refiere Morales, también ha llevado a sobre explotar los mantos freáticos y secando más las áreas naturales, lo que a su vez agrava la crisis.
El también animalista que ha procurado la reforestación de esta zona por más de 10 años detalla que con esta pérdida la población de la capital también ha acabado con el equilibrio ecológico, pues el avance de la mancha urbana en este único pulmón de la ciudad mermó la capacidad de recarga de los mantos freáticos e incidiendo así en la actual crisis hídrica.
Ha cambiado mucho la apariencia del ecosistema, el crecimiento urbano ya rodeó al Cerro del Fortín, ya lo separó. Antes era una conexión con San Felipe, pero ya lo separaron las colonias”, dijo el ambientalista, quien con esta separación también observa la pérdida de la conexión de la flora y fauna de las áreas naturales de la reserva Cerro del Fortín-Cruz Blanca-Crestón, que a su vez conecta con el Parque Nacional Benito Juárez.
De acuerdo con Morales, el Fortín y las demás áreas naturales de la ciudad han perdido sus arroyos y represas, con lo que otras especies animales están sufriendo y muriendo. Tal es el caso de los corre caminos, que habitaban o llegaban al Fortín por este intercambio de especies y que prácticamente han desaparecido.
En el caso de los animales que quedaron, están padeciendo la falta de agua. De ahí Colmillo Blanco iniciara hace años la creación de oasis para proveer de agua a tales especies del Fortín.
Aunado a la falta de agua, la fauna que permanece en El Fortín sufre por la actividad humana y las construcciones hechas en él, tanto por la población como por las autoridades, detalló Morales. Asimismo, por la actividad humana que persiste en él y que han abierto o usado los caminos que antes solamente eran para los correcaminos.
Ahorita ya los ocupan puros ciclistas o senderistas, día y noche hay gente ahí. Los senderistas van con sus lámparas y llevan a pasear a extranjeros”.
Ante este deterioro, llamó a la población a que si quiere tener contacto con la naturaleza evite acudir a ella o dañarla.
Asimismo, urgió a las autoridades a emprender una reforestación masiva de las áreas naturales para devolver el equilibrio ecológico, pues sitios como el Fortín han representado el lugar más cercano para la recarga de los mantos acuíferos, de contacto con la naturaleza y de regulación de la temperatura, entre beneficios que se han perdido.
