Teléfonos públicos, una moderna reliquia
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Teléfonos públicos, una moderna reliquia

Masificación de celulares eliminó larga espera, filas kilométricas y terminó con la paciencia


Fotos: Lisbeth Mejía Reyes / Al fondo una dama usa el celular; los teléfonos empotrados en la pared están en desuso.
Fotos: Lisbeth Mejía Reyes / Al fondo una dama usa el celular; los teléfonos empotrados en la pared están en desuso.

Hablar por teléfono era costoso e implicaba una larga espera si a alguien se le ocurría alargar la conversación con algún familiar o la persona al otro lado de la línea. Podía ser incluso de una hora mientras varias personas más aguardaban sobre la banqueta o cerca de algún parque donde se instalaron los teléfonos públicos, principalmente de la compañía Telmex.

En los recuerdos de Fernando Gaytán, el uso de los teléfonos públicos era habitual hasta hace unos 10 o 15 años. Él incluso vendía las tarjetas de Ladatel que comenzaron a usarse en los años 90 y con las que funcionaban los teléfonos públicos instalados aún a manera de casetas en banquetas o pegados a paredes como la del portal de Las Flores, en la ciudad de Oaxaca.

De las tarjetas de 10, 20 o 30 pesos, Gaytán dice que eran muy solicitadas e incluso en su puesto de revistas se enfrentaba al desabasto. “A raíz de que entraron los teléfonos móviles se fue disminuyendo la venta, incluso estuvo una que era Multifon para los teléfonos de casa”, narra mientras evoca aquellos tiempos en los que para llamar optaba acudir muy temprano. Pero si la necesidad surgía, debía hacer fila.

A veces hablaban a Estados Unidos y se echaban la hora o al menos 30 minutos. Algunos se molestaban y le decían que se apuraran”.

 

Teléfonos públicos, reliquias de tiempos idos.

 

Aunque la nostalgia por aquellos años sigue y los vestigios de aquellos teléfonos permanecen en las calles, causando incluso afectaciones al tránsito peatonal, ni Fernando Gaytán ni Juan Raúl Cruz Mijangos parecen recordar cuándo exactamente usaron por última vez aquellos teléfonos y tarjetas.

¿Pues qué tiempo tiene que aparecieron estas cosas?” La pregunta de Juan se da mientras mira su teléfono celular y el de la reportera con quien dialoga. “Unos 13 o 10 años digo yo, haciendo un cálculo”.

El hombre de 57 años, quien niega estar atraído por los teléfonos “inteligentes” sino que prefiere uno de “funciones esenciales”, hace un repaso por aquellas tecnologías para comunicarse: el teléfono de casa, el de las calles y luego el “beeper”, que antecedió a los celulares como el “tabique”. “Nada más llamadas, no tenía todas las funciones de ahora”.

Las máquinas que hoy en la ciudad de Oaxaca se observan deterioradas, con los cables cortados y rayones sobre el metal, son muestra de los cambios que se han vivido en las últimas décadas en la ciudad y el mundo.

Juan, un oaxaqueño que se niega a usar los teléfonos inteligentes y prefiere uno básicos, incluso critica el que las nuevas tecnologías (teléfonos inteligentes) las nuevas generaciones caminen mientras su mirada está posada en las pantallas.


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