Viernes de Samaritana: la tradición adaptada al turismo
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Viernes de Samaritana: la tradición adaptada al turismo

Las aguas que antaño sólo se regalaban en templos católicos, hogares y algunos comercios llegaron al Palacio de Gobierno


Fotos: Adrián Gaytán / El Viernes de Samaritana congregó a miles de sedientos que con vaso en mano se formaron bajo el sol.
Fotos: Adrián Gaytán / El Viernes de Samaritana congregó a miles de sedientos que con vaso en mano se formaron bajo el sol.

De chilacayota, de horchata con melón y nuez, de jamaica, sandía, pepino y limón las aguas frescas fueron repartidas en los atrios de algunos templos católicos, en varios hogares y comercios. En el Viernes de Samaritana, el cuarto de la Cuaresma, también hubo tejate, nieves y dulces regionales. Los vasos recibieron el líquido para apaciguar la sed, aquella que en un pasaje bíblico evoca la espiritual, la convivencia entre pueblos enemistados. Pero la que desde el siglo XIX ha sido una tradición religiosa nacida en las parroquias, principalmente de la región Valles Centrales, llegó este viernes al Palacio de Gobierno.

Además de las flores de bugambilia que adornaron los puestos en el andador turístico, la celebración se pintó con el color de la “primavera oaxaqueña”, con el guinda del partido en el poder.

 

Viernes de Samaritana, atractivo turístico y político

 

Cada vez es más visible el turismo en esta celebración

 

Hace un año ya que el Viernes de Samaritana recobró su esplendor en medio de la pandemia de Covid-19. Pero en este fue con mayor fuerza e impulso político. Y aquella tradición religiosa y popular no sólo ha devenido en atractivo turístico sino político.

El templo de la Preciosa Sangre de Cristo, lugar donde por muchos años se ha vivido esta tradición, congregó a miles de sedientos que con vaso en mano se formaron bajo el inclemente rayo del sol. Ni el calor ni la multitud impidieron que disfrutaran de las aguas mientras visitaban la capital, salían de la escuela o se tomaban un descanso del trabajo.

—No está hablando de una necesidad física sino de una necesidad de Dios—, le explica una monja a una joven que observa la representación del pasaje en el templo.

Tras la puesta en escena vinieron los aplausos.

 

La representación fue en el templo Sangre de Cristo

 

En la banqueta frente al templo se formaban ríos de gente. Varias personas pasaron con su vaso de plástico en mano o las compras de su visita a la capital. Unas con jícaras.

Muchas jóvenes llevaron en brazos ramos de flores: rosas, girasoles, astromelias… Pero estos no eran para los puestos sino regalos del paseo floral del Llano, donde otra tradición, cual certamen de belleza, hizo que las estudiantes de preparatoria compitieran.

El párroco bendijo el agua y agradeció a las escuelas, comercios y demás personas “por seguir cuidando estas tradiciones”.

Ojalá y alcance para todos porque ahora están muy sedientos”.

Cual ceremonia del Grito de la Independencia, entre el público y organizadores se escuchó el “¡Viva Oaxaca!” “¡Que vivan nuestras tradiciones!”

 

Preservan tradiciones

 

Aguas de diversos sabores se ofrecieron a la gente

 

A unas cuadras, Ximena López ofrecía el agua de chilacayota, una receta de su abuela que mantiene como la fe y conocimiento sobre el Viernes de Samaritana.

Un vaso de agua no se le niega a nadie”, decía la joven tras recordar el relato sobre el encuentro de Jesús y una mujer de Samaria. Entre un judío y una samaritana enemistados.

La calle Macedonio Alcalá se pintó de mil colores y bajo el papel picado o los adornos morados alusivos a la Cuaresma el andar fue lento. La marimba tocó “Mujer oaxaqueña” mientras los asistentes pedían sus aguas, se tomaban una “selfie” o transmitían la celebración en redes sociales.

Los agentes viales tuvieron que cerrar el paso en algunas calles o regularlo junto a Sangre de Cristo, donde estuvieron el presidente municipal, Francisco Martínez Neri, y el arzobispo Pedro Vázquez Villalobos antes de partir con sus comitivas al Palacio de Gobierno, al encuentro con el gobernador Salomón Jara.


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