Viven con fervor la Guardia del Centurión en Tehuantepec
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Viven con fervor la Guardia del Centurión en Tehuantepec

Según la historia, un Centurión pudo ser testigo privilegiado de todos los hechos del sacrificio de Cristo


Viven con fervor la Guardia del Centurión en Tehuantepec | El Imparcial de Oaxaca
El Jueves Santo en la región del Istmo se convierte en un día de fe, pasión y religiosidad dentro de la Semana Santa.

No se sabe cuándo llegó a Santo Domingo Tehuantepec el ritual del Centurión, aunque es probable, según lo que refieren algunos historiadores, es que haya llegado de España, traído por los frailes dominicos.

Esta figura romana en un principio apareció en la escenificación del viacrucis de Jesús; posteriormente, el acto de fe de los frailes se modifica, transformándolo en una tradición donde el personaje central es el Centurión.

Según la historia, un Centurión pudo ser testigo privilegiado de todos los hechos del sacrificio de Cristo. Fue tan buen testigo que se convirtió en el momento de la muerte de Jesús.

En el caso de Tehuantepec, el Jueves Santo, en las iglesias de San Sebastián, Laborío, La Catedral, Santa María y otras más, aguardan para llevar a cabo el Viacrucis viviente.

De acuerdo con la tradición católica, quienes representan al Centurión en este pasaje bíblico son personas que de esta forma desean pagar una manda o guardan penitencia. Por eso realizan guardia durante más de doce horas portando una pesada careta y un paño negro que les cubre toda la cabeza.

Pero no cualquiera puede ser Centurión, se trata de una tradición antiquísima que solo los hombres pueden realizar previa anotación con el shuana del barrio para apartar el año en que les tocará la representación o el pago de la manda realizada.

En esta ocasión, Sergio Gutiérrez Gutiérrez, quien es médico de profesión, le corresponde “La Penitencia del Centurión”, como también se le conoce a esta actividad católica. Desde los 8 años, sus padres hicieron la promesa, y 30 años después la cumplieron.

Desde pequeños yo los traje aquí, con su papá y sus abuelos, y estuvimos acá parte de su infancia, desde que empecé a traerlos, creo que a él le nació al ver los centuriones anteriores”, comenta Rosa Elda Gutiérrez, madre del Centurión.

Por lo que desde muy temprano se observa al joven cargar una pesada careta, un paño negro le cubre la cabeza y el rostro, en una de sus manos sostiene un báculo que golpea el piso cada vez que da un paso y en la otra mano, una espada.

Así comienza esta tradición en Jueves Santo en Tehuantepec, que escenifica uno de los episodios bíblicos de la pasión de Cristo, en el que un centurión custodia la celda donde fue encerrado Jesús antes de ser crucificado.

Es parte del pago de una promesa, es una manda como lo conocemos la mayoría, pues él pasa la mayor parte del día de pie, caminando, custodiando la imagen del Nazareno, es la romería, el ir y venir de gente durante todo el día, es una visita obligada para las familias”, indica Daniel Peña Alegría, miembro de la Hermandad del Padre Jesús.

En el centro del atrio del templo, hombres y mujeres velan una cruz ornamentada. Varias mujeres vestidas de negro velan una cruz, se hincan, persignan el rostro y en silencio invocan a la imagen, después de unos minutos se retiran para dar paso a los demás que esperan su turno.

En uno de los lados del cuarto, se ubican cuatro mujeres vestidas completamente de negro con su respectivo huipil y enagua. Se cree que la tradición llegó a través de la evangelización que trajeron los misioneros dominicos.

Y es esta característica, en cuanto a la vestimenta, a la música de la chirimilla, y todo lo que, digamos esta mezcla que se hizo con el sincretismo zapoteca que ha dado esta riqueza cultural que tenemos aquí en Tehuantepec”, resalta Peña Alegría.

Y es que el Centurión que está cumpliendo el pago de una promesa o una manda, como parte del ritual, pasa alrededor de 16 horas de pie, sin dejar de caminar un solo minuto, custodiando la imagen del Nazareno, con pequeños descansos de 10 a 15 minutos y sus alimentos son limitados.

La ceremonia litúrgica se realiza a unos metros del velatorio, una capilla alterna que sirve como celda para Jesús, quien es custodiado por un Centurión desde las 8:00 de la mañana, hasta las 12:00 de la noche del Jueves Santo.

Para los católicos, vestirse de Centurión significa el pago de una manda. El centurión carga una pesada careta y un paño negro que le cubre toda la cabeza.

En una de sus manos sostiene un báculo que golpea el piso cada vez que cambia de posición, mientras que con la otra mano aprieta fuertemente una espada, lista para envainar.

Con este fervor en la fe, se vive el Jueves Santo en Santo Domingo Tehuantepec.


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