Estados Unidos se encuentra a un día para sus elecciones presidenciales y como lo ha venido haciendo tradicionalmente desde 1845, cada cuatro años, se llevarán a cabo el primer martes del mes de noviembre. Esta fecha no fue elegida al azar; responde a las necesidades de una sociedad predominantemente rural, donde los votantes dependían de carretas y caballos para desplazarse a los centros de votación.
¿POR QUÉ UN MARTES EN NOVIEMBRE?
El Congreso, al establecer esta norma, buscó facilitar la participación electoral. Al elegir el martes, los ciudadanos podían viajar a las urnas sin que sus actividades religiosas del domingo se vieran afectadas.
Además, noviembre fue seleccionado porque, para la mayoría de los agricultores, el mes representaba un período relativamente libre de trabajo agrícola tras la cosecha de octubre, lo que permitía una mayor disponibilidad para votar.
UNA TRADICIÓN QUE PERDURA
Desde entonces, esta combinación del mes de noviembre y el martes posterior al primer lunes ha perdurado, adaptándose a los cambios en la sociedad, pero manteniendo su esencia.
Cada ciclo electoral, como el que se avecina en 2024, reafirma la importancia de la votación como un derecho fundamental y una responsabilidad cívica en el país.
La continuidad de esta tradición no solo resalta la historia de inclusión y participación democrática en Estados Unidos, sino que también subraya el compromiso del país con la práctica del sufragio.
En un mundo en constante cambio, las elecciones presidenciales siguen siendo un pilar de la democracia estadounidense, recordándonos el valor de cada voto en la construcción del futuro.