Una protesta contra las estrictas políticas chinas para contener el COVID-19 resurgió ayer por la tarde en Shanghái, incluso después de que la Policía expulsara a cientos de manifestantes mediante el uso de la fuerza y de gas irritante.
La ola de desobediencia civil no tiene precedentes en la China continental desde que el presidente Xi Jinping asumió el poder hace una década, a medida que aumenta la frustración por su política de cero COVID, casi tres años después de la pandemia. Las medidas también están causando un alto costo en la segunda economía más grande del mundo.
En medio de la oscuridad de las primeras horas de ayer, los manifestantes gritaban frases como: “Xi Jinping, renuncia; Partido Comunista, renuncia”, “liberen Xinjiang, liberen China”, “no queremos (pruebas) PCR, queremos libertad” y “libertad de prensa”.
Los manifestantes salieron a la calle en las ciudades de Wuhan y Chengdu. En Beijing, pequeñas concentraciones celebraron vigilias pacíficas, mientras que los estudiantes de numerosos campus universitarios de toda China se reunieron para manifestarse.
La multitud se puso de pie y usó sus celulares para grabar mientras la Policía empezaba a empujar a la gente que se había reunido en la calle, según un testigo que no quiso ser identificado.
La gente ha realizado protestas desde el viernes en toda China, donde las manifestaciones callejeras son extremadamente raras.
Las protestas de ira y frustración han estallado, tras un incendio mortal en un edificio de apartamentos en Urumqi, la capital de Xinjiang, que la gente cree que fue causado por unas medidas de confinamiento excesivas que retrasaron tareas de rescate.
Una lista elaborada mediante colaboración colectiva y publicada en redes sociales mostró que hubo manifestaciones en 50 universidades.
Los videos publicados en redes sociales –que decían que fueron grabados en Nanjing, en el este; en Guangzhou, en el sur; y al menos otras cinco ciudades– mostraban a los manifestantes peleando con policías que vestían trajes protectores blancos o desmantelando las barricadas utilizadas para sellar vecindarios.
Las imágenes se divulgaron en línea. Algunos de los videos más compartidos procedían de Shanghái, que soportó un encierro devastador en la primavera, por el cual las personas pasaron trabajos para conseguir alimentos y medicamentos y fueron forzadas a someterse a una cuarentena.