El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en 2025 marca el inicio de una nueva etapa en la política exterior de Estados Unidos, especialmente en lo que respecta a su relación con Rusia y el conflicto en Ucrania. El segundo mandato de Trump se presenta con un escenario geopolítico más tenso y cambios significativos en las alianzas globales comparado con el del 2021.
TRUMP Y PUTIN: DE SOCIOS A CONTRINCANTES
Uno de los principales desafíos de Trump al regresar al poder será la relación con Vladimir Putin, presidente de Rusia.
Si bien en su primer mandato, Trump fue criticado por su acercamiento a Moscú, ahora se enfrenta a un Putin que, aunque continúa siendo un aliado estratégico de ciertos intereses estadounidenses, tiene objetivos que chocan con los de Washington, especialmente en el marco de la guerra en Ucrania.
Tras las elecciones estadounidenses, Putin evitó pronunciarse rápidamente sobre los resultados, pero dos días después, durante el Foro de Discusión de Valdai, felicitó a Trump por su retorno a la Casa Blanca.
Además, elogió la “valentía” del magnate ante los intentos de asesinato que sufrió durante su campaña.
Este gesto demuestra una intención de diálogo por parte de Moscú, pero la postura rusa sigue siendo clara: cualquier acercamiento debe partir de Estados Unidos.
Como señaló Sergey Lavrov, canciller ruso, las diferencias entre ambos países son profundas y no se resuelven de manera inmediata.
EL CONFLICTO EN UCRANIA: RETOS PARA LA ADMINISTRACIÓN TRUMP
A lo largo de los últimos años, la guerra en Ucrania ha sido un eje central de las relaciones internacionales. Mientras Joe Biden intensificaba el apoyo militar a Ucrania, acelerando los envíos de ayuda en 2024, la perspectiva de un futuro presidente estadounidense que muestra reservas sobre la ayuda económica a Ucrania genera incertidumbre en la región.
En este contexto, la administración Trump se enfrentará a la presión de gestionar la relación con Rusia, que insiste en la necesidad de negociar para poner fin a la guerra.
El secretario del Consejo de Seguridad ruso, Sergei Shoigu, declaró que las negociaciones deben considerar el actual estado de la guerra, en la que un tercio del territorio ucraniano está ocupado por fuerzas rusas.
Para Moscú, la prioridad es garantizar que Ucrania no se una a la OTAN como parte de un acuerdo de paz. En este sentido, la posición de Trump sobre Ucrania y la OTAN será crucial para determinar si se puede llegar a algún tipo de entendimiento.
LA RESPUESTA DE UCRANIA Y EUROPA ANTE EL REGRESO DE TRUMP
Ante la posibilidad de un aislacionismo estadounidense, Europa se está preparando para una posible disminución del compromiso de Washington con la defensa del continente. Volodímir Zelensky, presidente de Ucrania, se reunió con líderes europeos para discutir el futuro de la defensa del continente.
Si bien Zelensky no sabe qué planes tendrá Trump respecto a Ucrania, advirtió que cualquier solución rápida al conflicto podría implicar grandes pérdidas para su país.
Por otro lado, los líderes europeos, incluidos el presidente francés Emmanuel Macron, han reiterado la necesidad de aumentar el gasto en defensa, buscando reducir la dependencia de Estados Unidos.
La mayoría de los países de la OTAN han alcanzado el objetivo de destinar el 2% de su PIB a defensa en 2024, lo que refleja un deseo de fortalecer la autonomía europea frente a cualquier eventualidad.
EL RIESGO DE UN NUEVO EQUILIBRIO GEOPOLÍTICO
Uno de los puntos más controvertidos de la posible segunda presidencia de Trump es su relación con Putin y la posible rehabilitación de Rusia en la arena internacional. Algunos analistas sugieren que una aproximación entre Estados Unidos y Rusia podría traer beneficios para la paz, dado que ambas naciones son potencias con capacidades militares desarrolladas.
No obstante, este acercamiento podría significar que Europa se quede sin el respaldo militar estadounidense y enfrente los embates rusos de forma aislada.
Además, el regreso de Trump podría implicar el levantamiento de sanciones a Rusia, en un intento por acercar a Moscú a los organismos internacionales y restablecer relaciones, aunque esto podría ocurrir a costa de los intereses ucranianos.