A unas semanas para la festividad de “Todos Santos”, los campos de la comunidad de Valles Centrales se empiezan a vestirse de color de rojo, dado que Oaxaca se encuentra entre las entidades federativas con importante producción de Cresta de Gallo o Borla.
Rubén Jiménez Hernández, es productor de flor de temporada en esta comunidad y año con año se esfuerza en mejorar sus cultivos para obtener una mejor cosecha y que sea redituable económicamente.
Con 60 años de edad, aún mantiene el interés y las ganas por sembrar la tierra heredada de sus padres.
Solo que ahora apoyado de sus hijos ya no siembra las grandes extensiones como relata, sino aprovecha un cuarto de hectárea para que el rendimiento en producción sea mejor.
“En dos semanas comenzará el corte de la flor roja o aterciopelada, las lluvias de esta temporada han sido muy buenas, la humedad no falta y si se cuida con implementos orgánicos el resultado el favorable”, anota.
Explica que ante la sequía que pegó a los Valles Centrales durante tres años se les complicó la producción de básicos, por lo cual redujeron la extensión de siembre e incluso en los invernaderos también disminuyó el rendimiento.
Jiménez Hernández, admite que a la par de la carencia de agua, otro de los factores que impacta la producción de flores de temporada como Borla y Cempasúchitl, son los altos precios de los insumos, como fertilizantes orgánicos y semillas.
En relación a la producción de flor de muerto indica que en unas dos semanas ya se podrá comenzar a realizar el corte para poder ofrecerla no solo en el mercado local, sino en el mercado de Abasto.
“Nosotros no trabajamos con intermediarios, sino que vamos directo a la plaza o al sitio en donde podamos ofertarla a un mejor precio, todavía no se tiene definido el precio, pero tampoco podrá variar mucho con relación al año anterior”, indica.
Jícama, otro infaltable en los altares de Muertos
Antonio Martínez Blanco, productor de jícama explica que en Zimatlán de Álvarez se ha retomado el cultivo de la jícama, dado que necesita suficiente agua para poder tener buena calidad.
Y por ello agradece el buen temporal del presente ciclo agrícola, hemos sembrado para este año un promedio de media hectárea, al ser lo que podemos manejar como productores de edad avanzada, anota.
Reconoce que tal vez para finales de mes comiencen a levantar algunos surcos, básicamente en donde ya tengan el tamaño suficiente, pues los clientes locales como de mercados vecinos son exigentes.
“Hay producto que no les gusta y se quedan aquí como abono o simplemente se da un poco más barato, pero la gente prefiere las piezas grandes y redondas para adornar sus altares de Muertos”, dice.
Mientras tanto en la zona de producción como el, otros productores acuden a sus cultivos a revisar las plantaciones, pues hay plagas que acechan la cosecha y son estos a parte de los “coyotes”, sus enemigos naturales.
Oaxaca, un estado productor de flor de temporada
De acuerdo, al Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) a nivel nacional se cultivan un poco más de seis mil 377 hectáreas de cuatro especies de flor de temporada de Muertos, entre estas; Cempasúchil, Terciopelo, Crisantemo y Nube.
Por lo cual, el Estado de México, Puebla, Hidalgo, Guerrero, Michoacán, Tlaxcala, San Luis Potosí, Morelos, Oaxaca, Ciudad de México y Durango, son consideradas las entidades de mayor producción de la flor que adornan los altares.
En Oaxaca, las regiones de los Valles Centrales y Mixteca principalmente, son las que destinan casi un centenar de hectáreas de terreno para el cultivo de las flores Borla y Cempasúchitl.
La Ciénega Zimatlán, San Antonino Castillo Velasco, Tlacolula, Mitla y Etla, son algunos de los principales mercados en donde se pueden encontrar las flores, principalmente en esta temporada.
El origen
La flor de Cempasúchil es originaria de México, su nombre proviene del náhuatl “Cempohualxochitl” que significa “veinte flores” o “varias flores”.
Nuestros antepasados asimilaban el color amarillo de la flor de cempasúchil con el sol, razón por la que la utilizaban en las ofrendas dedicadas en honor a sus muertos. La tradición marca hacer senderos con las flores de cempasúchil, desde el camino principal hasta el altar de la casa con la finalidad de guiar a las almas hacia los altares.
La flor era considerada por los mexicas como un símbolo de vida y muerte.
En México se estima la presencia de 35 especies de la flor, de las 58 referidas para América.