La Faja Volcánica Transmexicana (FVTM) se extiende a lo largo de México, desde Nayarit hasta Los Tuxtlas en Veracruz, abarcando 9,540 kilómetros cuadrados. Este coloso no solo es un atractivo geológico, sino que también representa un potencial peligro para millones de personas. Particularmente en áreas densamente pobladas. A pesar de ser considerada una región de bajo riesgo sísmico, investigaciones recientes sugieren que su actividad volcánica podría estar subestimada.
Los volcanes en esta cadena, como el Popocatépetl y el Fuego de Colima, son activos y han registrado exhalaciones de gases y cenizas. La FVTM, parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, concentra la mayor actividad sísmica y volcánica del mundo. Lo que hace que su monitoreo sea crucial. A pesar de la percepción de bajo riesgo, estudios revelan que la FVTM ha sido origen de sismos de alta intensidad en el pasado, con eventos significativos en 1912 y 1920 que resultaron en miles de muertes.
Expertos como Gerardo Suárez de la UNAM advierten sobre la necesidad de reconsiderar la evaluación del peligro sísmico en el centro del país, sugiriendo que se deben considerar no solo los temblores registrados, sino también otras posibles fuentes de actividad geológica. Esto podría cambiar drásticamente la percepción del riesgo en esta zona densamente poblada, donde viven más de 50 millones de personas.