Por más de tres décadas, la artista y promotora cultural Justina Fuentes ha desarrollado su labor en Oaxaca. Con esa experiencia, principalmente en la pintura, una de las fundadoras del Museo de los Pintores Oaxaqueños (Mupo) reconoce algunas dificultades para la comunidad artística, así como creadores inclinados por lo que vende, pero también a nuevas generaciones que le dan un nuevo aire a la escena.
Entre las dificultades que percibe, Justina habla del abandono en que están quienes como ella carecen de seguridad social y que aunque han intentado conseguir prestaciones médicas no lo han logrado.
El año pasado, explica, algunos artistas se reunieron para estudiar la posibilidad de tener un seguro, “aunque sea para hacernos los análisis, porque todo es carísimo”.
Interrogada en si han pensado conformar una organización para velar por sus intereses, señala que “es un poco difícil, si hacemos organización, no creo que funcione, sino que nos juntemos nada más y que pidamos y exijamos.Mejor por separado, pero juntos”.
Usted ha aportado varias cosas a Oaxaca, entre ellas el impulso al Mupo, y en este tiempo que no ha podido pintar ha seguido su trabajo, promoviendo…
Estoy viendo el museo, hicimos el Simposio (Internacional de Arte) con Isabel (Quintana), de Mezcal Oro. Sí, quiero hacer exposiciones, quiero hacer todo ahorita que no me puedo mover, pero esperemos que ya en dos o tres meses podamos hacer algo.
Entonces, sigue la labor con el museo…
Sí, quiero seguir con el Mupo… tengo que seguir porque tiene que estar como estaba antes.
¿Qué espera luego de la intervención quirúrgica, expectativas de salud y para su trabajo artístico?
En cuanto a salud, quiero pintar y correr, es lo primero, correr hacia el caballete.
¿Y qué le gustaría pintar primero?
Sirenas, sirenas.
¿Por qué?
Cuando estaba chiquita también tuve un problema en la cadera y empecé a caminar a los cuatro años y en lo que estuve enyesada de los dos años a los cuatro, siempre estaba sentadita en una ventana y veía para afuera, por eso pinto siempre todas las sirenas de espaldas, porque están viendo para afuera. Y como no podía caminar, por eso dicen que pinto sirenas, según el estudio que me hicieron.
¿Y usted lo cree así?
Pues sí, yo creo que sí, y además… no sé, las sirenas son un sueño y creo que todos tenemos sueños y en mis sueños están mis sirenas por hacer, que están en la cama, encima de una manzana, en donde quiera.
Usted que ha promovido el arte en Oaxaca, ¿cómo percibe el ambiente y el surgimiento de más artistas, así como las expresiones que se manejan?
Es una corriente peligrosa para Oaxaca porque hay un poco de prostitución y hay muchos jóvenes a los que les va muy bien y hay muchos que pintan por moda y hay unos que lo hacen porque quieren ser pintores. Es un poco difícil lo que me preguntas.
Pero fíjate que ahorita que estaban los 30 y tantos pintores, veo que está bien, está parejo, o sea, hay van los jóvenes, van caminando fuerte, esperemos que sigan así, que no se pierdan, que no se vayan por el dinero, por los precios o la maquila.
¿Qué otro consejo les daría?
Que se entreguen a la pintura, que no le pongan los cuernos a la pintura.
Sobre la pintura y su revaloración, a través de premios como la Bienal Rufino Tamayo, ¿Qué podría comentar?
Yo estoy como Rodolfo Morales que para las bienales… que los premios a los pintores no son buenos, las becas no son buenas porque se agarran de eso y quienes son los jurados y dan el premio se lo dan a lo que piensan que es bueno, pero la verdad quien decide quién es un buen pintor son los coleccionistas. Los críticos, critican nada más, pero casi nunca compran, siempre quieren que les regalen.
Y los coleccionistas compran, ven y cuidan a su pintor, le compran, le pregunta qué recomiendan.
?El arte tiene aún posibilidades con los coleccionistas, pese a las crisis económicas y la devaluación de la moneda?
Sí, siempre va a haber; el arte siempre es vida, entonces tenemos que seguir viviendo y tiene que seguir el arte.
Es un mensaje, el arte es una forma de vida, es un mensaje visual que se da a las personas, que aunque no la puedan comprar, la ven, critican, piensan, se imaginan cosas, es un incentivo, para los niños también porque cuando un niño ve un cuadro se imagina muchísimas cosas y unos siente bien y sabe que para eso está pintando, para dar momentos bonitos o sensaciones.
Y sobre la situación de las mujeres artistas, ¿percibe alguna dificultad?
Cuando yo empecé hace 30 y tantos años, era difícil. Nada más estábamos Irma (Guerrero Vargas) y yo, creo. Y era bastante difícil y sin galerías ni nada, y entrar al grupo de los maestros era más difícil. Yo soy muy afortunada porque conviví con Rodolfo Morales, con Tamayo, con Nieto, con el maestro Toledo y tenía uno que adaptarse a la vida de ellos. Y pues sí fue fácil adaptarse a andar de parranda (ríe) y platicar y criticar. Claro, siempre las críticas de que se iba uno a las cantinas, que yo no pintaba, que era pura borrachera, pero poco a poco el trabajo lo va demostrando.
Y ahorita ya hay más mujeres, qué bueno porque también las mujeres tienen lo suyo, bueno, todos, no hay diferencia en género.