El blanco, el negro, el rojo, el amarillo y el azul/verde, como unidad, son los cinco colores fundamentales en Mesoamérica. No es que los artistas no hayan creado una multiplicidad de tonos secundarios, sino que esos cinco capturan la esencia del mundo creado, conceptualmente, mediante luz y materia.
Los pobladores de Mesoamérica asociaban estos cinco colores fundamentales con el centro del universo y los cuatro puntos cardinales, escriben los especialistas Diana Magaloni, Davide Domenici y Alyce de Carteret sobre la exposición We Live in Painting: The Nature of Color in Mesoamerican Art (Vivimos en pintura: La naturaleza del color en el arte mesoamericano), montada en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (Lacma).
La muestra de más de 270 piezas, entre ellas textiles teñidos, fragmentos de murales y vasijas de barro, explora la ciencia, el arte y la cosmología del color en Mesoamérica. De acuerdo con Michael Govan, director del recinto, la exhibición considera dos ciencias en diálogo: la occidental emprendida por académicos contemporáneos y la indígena de la producción artística que, a lo largo de milenios de práctica empírica, logró pigmentos artificiales del mundo natural.