Dimitrova Gallery abrió sus puertas para la primera exposición del año en este espacio cultural con el lema “Arte para todos”.
En este primer proyecto, 16 artistas llenaron con obras inéditas un lugar que ha sido la referencia en los últimos meses para mostrar la nueva cara del arte para mantener el nombre que Oaxaca ha creado en las nuevas generaciones de artistas como una referencia mundial y tener obras expuestas que valen la pena mostrar.
“Entre la rosa y el hacha” es una exposición colectiva compuesta por las y los siguientes artistas: Lariza Vázquez, Víctor Chaca, Wen Castro, Cristina Luna, Modesto Bernardo, Ricardo Sanabria, Alma Patiño, Paco Zamitis, Tania Pastrana, Reska Ventura, Rebeca Segura, Pablo Ró, Martín Dimitrova, Alex Carrillo, Hugo Tovar, Antonio Casas y Roque Reyes.

Edgar Saavedra, quien tuvo a bien definir el texto de sala de esta grandiosa muestra de artistas consagrados y que comienzan su camino en el arte comentó:
Pocas cosas nos hacen verdaderamente humanos como el arte, aún y con todos sus vicios crónicos y ese ejercicio de mimética y distonía que prende lumbre. El arte sigue vigente como un extraño fenómeno, incluso los propios artistas se ven atrapados en este dilema existencial hasta el grado que algunos ignoran que exista tal disyuntiva. En un terreno más ordinario deambulan cientos de pintores que pintan, que no es lo mismo que pensar. Si algunos pensaran (en un plano más filosófico e inquisitivo) dejarían de pintar. Sea como sea, es mejor estar frente a una pintura que ante a un alma vacía o cruel.

Esta exposición gira metafóricamente entre la rosa y el hacha, es decir, entre lo delicado y el furor. Hay remansos y marejadas. Intentos, intentonas y logros más sofisticados, silenciosos, bien llegados a puerto. La variedad de lenguajes pictóricos da de qué hablar, o bien, como dice un antiguo proverbio: “Hasta el tonto pasa por sabio cuando está callado, y el que sella sus labios, por alguien que tiene discernimiento”. Digamos que la variedad cumple ese propósito como un anhelo fuera de rutina; el que sabe disfruta la exposición, el amateur hace el intento, y luego están los demás. Lo cierto es que en Oaxaca el arte circula con energía. También es cierto que las galerías se han atorado en el interés únicamente del mercado actual y han olvidado la propuesta, lo más propositivo e inclusive, arriesgado en la pintura. Otras están moribundas, algunas ya descansan en paz.
Lo anterior no produce alegría puesto que es síntoma de un escenario cada día más desorientado.
Las personas pueden asistir a Jacarandas 119 en San Felipe del Agua para conocer grandes trabajos que, como dice el lema “El arte es para todos”, se ha convertido en la mejor manera de admirar y conocer lo que en Oaxaca se realiza.