El boom de la llegada del ferrocarril a Oaxaca
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El boom de la llegada del ferrocarril a Oaxaca

Hace 125 años se inaugura este medio de transporte en Oaxaca, lo que impulsa el comercio y la movilidad hacia otras partes del país


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Oaxaca era ya una ciudad moderna para el momento en que vivía, finales del siglo XIX. Sin embargo, la llegada de un nuevo medio de transporte, que comenzó a conectar a varias ciudades del país, impulsó el comercio y la movilidad de pasajeros, considera el exferrocarrilero Miguel Ángel Ortega.

Hace 125 años, el 13 de noviembre de 1892, el general Porfirio Díaz inauguraba en su tierra natal la Estación del Ferrocarril Mexicano del Sur. Después de ello no volvería más a su estado. Sin embargo, su legado y el de otro oaxaqueño (Matías Romero Avendaño) se mantiene en forma de museo, en el ahora conocido como Barrio del Ex Marquesado (antes municipio de Santa María del Marquesado).

Ahora, el predio que albergara la estación hasta 1999 es sede de dos museos, el Infantil de Oaxaca y el del Ferrocarril Mexicano del Sur.

A 125 años de la llegada del ferrocarril a Oaxaca, Miguel Ángel Ortega recuerda el auge dado por este medio a varios aspectos de la vida en Oaxaca, entre ellos el impulso a los tianguis o días de plaza en comunidades de los Valles Centrales.

En el primer año de operación, fueron 135 mil pasajeros los que utilizaron el ferrocarril, explica el también presidente de la asociación civil Amigos del Ferrocarril, en la que se agrupan ferrocarrileros de segunda generación o descendientes de ferrocarrileros.

CUANDO VIAJAR ERA UNA HAZAÑA

“Era una bronca ir a México” (la capital del país) e incluso una hazaña, pues quienes se aventuraban en esta travesía se llevaban 14 días y un desembolso significativo para sus finanzas, señala el exferrocarrilero sobre las implicaciones previas a la puesta en marcha del ferrocarril.

“Pero en la contraparte Oaxaca ya estaba moderno para su momento, ya estaba el tranvía de mulitas, ya había bancos, había un movimiento interno de comercio, muy chiquito, pero autosuficiente para el oaxaqueño, cuando menos lo de comercio”.

No obstante, “llega esto y es un boom”.

En el primer año de operación, Ortega estima que se trasladaron 135 mil pasajeros, quienes impresionados por el nuevo transporte decidían visitar a los compadres, ahijados, primos y demás familiares. Aunque reconoce que en los primeros tres o cuatro años el comercio interno de Oaxaca capital se atoró.

“Llegaron productos de fuera y no fuimos competitivos; estábamos tan aislados que quiero pensar que una ollita de peltre vino a barrer con las ollas de barro de aquí. Pero pasaron tres o cuatro años y se niveló la situación y ya fue un intercambio comercial muy sano, muy benéfico”.

EL IMPULSO A LOS TIANGUIS

Entre las bondades que Ortega destaca está el impulso a los tianguis o días de plaza, pues aunque ya se realizaban, era en menor medida y con varias dificultades: “antes por falta de comunicación se hacía en carretas y era difícil”.

Ahora, explica que esos tianguis se mantienen en los valles: en Etla, los viernes; aquí (ciudad de Oaxaca), los sábados; Zimatlán, los miércoles; Zaachila, los jueves; Ocotlán, los viernes y Tlacolula, los domingos.

Asimismo, que en un inicio era la gente de los pueblos la que venía en el tren y traía sus productos del campo.

Ese impulso se dio gracias a que por una pequeña cantidad se podían subir al tren y llevar sus canastas con gran cantidad de productos. “Eso creó en sí una zona económica especial”.

EL COMERCIO HACIA Y DESDE FUERA

Por otra parte, la gente empieza a viajar a México, a Puebla, a Orizaba y otros lugares del país, lo cual impulsa el comercio de otras cosas, como los cárnicos, es decir, todas las versiones del chicharrón, la cecina, el tasajo y demás, así como los lácteos, quesos y mezcal.

“Y ahí veías que se bajaban del tren, que era la plaza de Ocotlán, un determinado grupo de señoras (casi 100) que venían viajando, se bajaban y se subían en el tren que iba para México”.

Estaban permitidos 25 kilos de equipaje, en teoría, pero en realidad se transportaban más, señala Ortega, pues comerciantes como esas mujeres “le daban su taquito a los del tren, alguna simpatía, y ahí se llevaban infinidad de cosas”.

Así es como se iban a lugares más poblados, con otra economía, vendían sus cosas y de regreso traían ropa o cosas ya elaboradas y las vendían en los tianguis de nuevo. Se trataba de un comercio más directo, sin o con muy poca presencia de intermediarios.

En esta terminal de Oaxaca, refiere Ortega, se llegaron a mover diariamente 3 mil pasajeros, en diversos sentidos.

El exferrocarrilero recuerda que había dos trenes, uno de lujo y otro del proletario, que daban en total 12 coches de pasajeros y en cada coche iba un promedio de 80 personas. Asimismo, había otros trenes pequeños con rutas a Ocotlán, Tlacolula y Telixtlahuaca.

En mercancías, a la terminal entraban 2 mil toneladas diarias de carga, de ida y vuelta.

Que el tren operara en Oaxaca significó un abaratamiento en los costos de transporte de mercancías, pues comparado con lo que se gastaba en un camión, con poca capacidad, el precio de transporte se reducía en un 70 por ciento.

EL DECLIVE DEL FERROCARRIL

“Desgraciadamente los intereses trasnacionales son los que nos han regido siempre. Efectivamente, por cada peso que se invertía en ferrocarriles, se perdían tres (…) llega un tiempo en el que el Exim Bank le dijo al gobierno mexicano: te presto para lo que quieras, pero para ferrocarriles ya no, porque es impagable la deuda”.

Por ello, Miguel Ángel Ortega considera que el declive del ferrocarril en Oaxaca y el país se debió a tres factores: la ineficiencia operativa, exceso de sindicalismo y la corrupción.

“Pero ya en el ámbito internacional, aquel banco dijo: se te ofrece para autotransportes o autopistas, lo que quieras. Porque entonces el negocio era vender tráileres, vender autobuses,  vender camiones… se pusieron a hacer autopistas y se terminó. No obstante, el daño para la economía; estoy hablando de países de primer mundo como Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Italia, la columna vertebral de su economía es el transporte por vía férrea”.

MATÍAS ROMERO, EL OLVIDADO EN ESTA HISTORIA

Este día se cumplen 125 años de que llega Porfirio Díaz a Oaxaca con el tren, pero tras ello hubo una  larga batalla que la inició en realidad Benito Juárez, aunque en ese momento la economía del estado nunca fue suficiente para una obra de esta envergadura, comenta Miguel Ángel Ortega.

Asimismo, que en esta historia del ferrocarril hay un oaxaqueño del que casi no se habla, a quien no se le da el crédito por su aporte: Matías Romero Avendaño. Fue él, detalla Ortega, el artífice de los logros para que esto fuera posible.

“Después de muchas luchas y de muchos fracasos, por fin se logra que una compañía inglesa se hiciera cargo de esto, y lo más maravilloso fue, que hoy que tenemos toda la tecnología, nos maravillamos que en tres años llegaran de Puebla a Oaxaca con la construcción”.

El presidente de la asociación Amigos del Ferrocarril dice que es de asombrarse cómo los trabajadores del ferrocarril pudieron vencer varias dificultades, como aquellas para las explosiones y trabajos en terrenos llenos de montañas y ríos, en un tiempo en que las estructuras su tuvieron que hacer en otro continente y se trajeron por piezas al país.

Por ello, en esta semana de festejos por el 125 aniversario del ferrocarril, uno de los objetivos sea rescatar de la memoria a esos personajes anónimos encargados de construir las vías, de operarlas y de atender los accidentes para volver a poner en marcha este transporte.

EL FUTURO

El hecho de estar aquí y de tratar de guardar el recuerdo del ferrocarril es el pasado, señala Ortega sobre la asociación conformada por hijos de ferrocarrileros. No obstante, también se plantean el futuro de este medio en Oaxaca.

Así como de Puebla a Cholula se inauguró hace tiempo un tramo de 15 kilómetros de vía férrea, espera que en el estado se tome el ejemplo y el recuerdo se convierta en un atractivo turístico, a través de un tramo rehabilitado y puesto en funcionamiento.

“Es una demanda inusitada, despertó un interés excepcional. No veo por qué no podamos aquí en Oaxaca tener un trencito de aquí a Etla; todavía hay pedazos de vía y está el derecho de vía porque parte de todo serviría para diversificar la oferta turística, que es de la que vive Oaxaca capital”.

 

LAS MULAS Y EL FERROCARRIL

A partir de un trabajo de investigación en torno al patrimonio ferroviario, la arquitecta Gloria Guadalupe Lambarria Gopar se encontró con varios aspectos de la vida cotidiana de la ciudad de Oaxaca en los que las mulas fungieron roles que persistieron incluso con la introducción del ferrocarril.

Aunque el ferrocarril llegó a Oaxaca en 1892, las mulas siguieron existiendo como medio de transporte, dentro de la ciudad, e incluso representaron la fuerza que trajo desde clavos hasta durmientes para este nuevo medio de transporte:

“Cuando llega el ferrocarril, que es cuando entra otra fuerza a través del vapor, se facilita la transportación de productos y pasajeros; el tiempo que se hacía de 14 días de recorrido disminuye a 14 horas”, explica la investigadora.

Sin embargo, subraya que las mulas estuvieron presentes con la llegada del ferrocarril, pues todo lo que debía llegar con el ferrocarril: rieles, clavos, durmientes, los traían las mulas conforme iba avanzando el ferrocarril, lo cual propició un trabajo conjunto.

Asimismo, una vez que se establece el ferrocarril, el servicio de tranvías de mulitas (que el pasado 20 de junio habría cumplido 102 años en la ciudad), que estaba a cargo de un empresario, es cedido al Ferrocarril Mexicano del Sur y entonces éste ofrece un servicio dentro de la ciudad para mover todo tipo de mercancías.

“En los archivos del Ferrocarril Mexicano del Sur vamos a encontrar una lista de todos los animales que tenía la empresa y lo interesante es cómo estaban relacionados; cada mula tenía su nombre, estaba clasificada y estaba dentro del inventario de la empresa”.

 

LOS FESTEJOS

Para conmemorar los 125 años de la llegada de ferrocarril a Oaxaca, el Museo Infantil de Oaxaca y el Museo del ferrocarril han organizado una serie de actividades para la semana del 13 al 19 de noviembre: una exposición, cancelación postal, dos conciertos, charlas, cine, talleres y visitas guiadas.

La exposición 125 Años del Ferrocarril en Oaxaca se inaugura a las 17:00 horas de este lunes 13 de noviembre, en las instalaciones del Museo del Ferrocarril. La muestra representa un viaje por los momentos más importantes del ferrocarril en Oaxaca, a través de fotografías, testimonios de ferrocarrileros y el acervo ferroviario de la Antigua Estación. Esa misma tarde, habrá una cancelación especial para festejar el acontecimiento.

Otras de las actividades de la semana son las conferencias: una impartida por el Equipo de la Coordinación de Archivos Civiles de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, sobre el rescate documental del Ferrocarril Mexicano del Sur; la charla será a las 17:00 horas del 16 de noviembre. La otra conferencia, 125 Años del Ferrocarril en Oaxaca, estará a cargo de integrantes de la Asociación Amigos del Ferrocarril Mexicano del Sur, el día 18 de noviembre, a las 12:00 horas.

 


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