Cazador de limbos arqueológicos
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Arte y Cultura

Cazador de limbos arqueológicos

Víctor González-Robles ha explorado al menos 200 sitios extraoficiales en México, los cuales no son administrados por el INAH


González-Robles ha dedicado más de seis años a registrar esos limbos que revelan un vistazo a la riqueza cultural de México.
González-Robles ha dedicado más de seis años a registrar esos limbos que revelan un vistazo a la riqueza cultural de México.

Como parte del proyecto Limbos arqueológicos, Víctor González-Robles ha ubicado, explorado y registrado al menos 200 sitios extraoficiales en México, los cuales no son administrados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), sino por particulares, comunidades, entidades o municipios, a la sombra de las zonas monumentales consagradas.

Así lo perfila González-Robles, candidato a doctor en antropología por la UNAM, quien ha dedicado más de seis años a registrar esos limbos que revelan un vistazo a la riqueza cultural de México que, hasta el momento, ubica la existencia de 54 mil 500 sitios con vestigios arqueológicos y/o rupestres, de los cuales sólo 194 han sido abiertos al público formalmente por el INAH.

En total, tengo una base de datos con 200 sitios, de los cuales al menos el 50% cuenta con manifestaciones gráfico-rupestres…, y la idea de esta investigación ha sido ver que en éstos no sólo hay una situación de abandono institucional, porque por ahí va la metáfora de limbo, sino que también concentran muchos otros problemas sociales y, entonces, el patrimonio se vuelve un problema transversal”, comenta González-Robles a Excélsior.

Y agrega: “Lo cierto es que se trata de un patrimonio que, aunque tuviéramos un INAH con 10 veces más presupuesto y más personal, no habría manera de abarcarlo. Por eso Enrique Nalda decía que conservar el patrimonio era una misión imposible”.

¿En dónde se ubican los llamados limbos arqueológicos?, se le pregunta a González-Robles. “Es importante decir que, a diferencia de las zonas que están abiertas por el INAH, que tienen una distribución generalmente homogénea, es decir, que están en el altiplano central, en Oaxaca, en la costa de Veracruz, en el área maya, éstos están por todos lados, incluso en la CDMX tenemos algunos”.

Así que, al recabar la información y realizar las entrevistas con los habitantes cercanos a dichos limbos, brotan temas de discriminación, etnicidad, rezago, marginación, tenencia de la tierra y carencia de servicios públicos, explica.

¿Qué nos dice todo ese patrimonio inexplorado? “Pienso que las visiones patrimoniales están cambiando profundamente y que la introducción de temas como derechos humanos, participación social y desarrollo económico sí han permeado de manera profunda en las comunidades.

Recordemos que actualmente tenemos un modelo de gestión federal, en el cual los vestigios son propiedad de la nación y sólo ésta es competente para habilitarlos e investigarlos. Sin embargo, creo que en las comunidades estamos viendo un cuestionamiento a la legitimidad de ese régimen patrimonial”.

Sin embargo, González-Robles advierte que este proyecto no busca invitar a las comunidades para que abran sitios arqueológicos ni decirle al INAH cómo debe hacer su trabajo.


aa

 

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