El glaucoma afecta a uno de cada 25 mexicanos, el cuatro por ciento de la población de acuerdo a cifras oficiales y de esta cifra, el 14 por ciento de los afectados lo son mayores de 60 años.
La mitad de los casos se detecta en etapas avanzadas, en gran parte debido a la ausencia de síntomas iniciales se señaló en el marco del Día Mundial del Glaucoma.
Alerta de la SSO
En una tarjeta informativa, los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO) emitieron un llamado urgente a la prevención y detección temprana de esta patología, responsable de la pérdida irreversible de la visión y la principal causa de ceguera en el mundo.
La dependencia señaló que esta enfermedad ocular daña el nervio óptico, generalmente cuando se acumula fluido en la parte delantera del ojo. Este proceso eleva la presión intraocular, lo que afecta gradualmente la capacidad visual y, si no se detecta a tiempo, puede culminar en ceguera.
El año pasado, 2024, el Hospital General Doctor Aurelio Valdivieso IMSS-Bienestar brindó mil 904 consultas en la especialidad de Oftalmología, de las cuales se atendieron 298 pacientes con glaucoma, 350 con retinopatía diabética y 875 con catarata, entre otras condiciones.
Entre los principales factores de riesgo asociados a este padecimiento se encuentran: presión intraocular elevada, miopía, diabetes, antecedentes familiares y cirugía ocular previa.
Es necesario estar alerta a síntomas asociados como: dolor en ojos y cabeza, náuseas, vómitos, círculos alrededor de las luces y enrojecimiento ocular.
Un mal silencioso
Debido a que en sus primeras fases el glaucoma no presenta signos notorios, es crucial realizar revisiones oftalmológicas integrales. De ahí que SSO recomienda que las personas a partir de los 35 años, especialmente aquellas con antecedentes familiares, miopía o diabetes mellitus, se sometan a evaluaciones anuales para la detección oportuna de cualquier anomalía y no esperar a que aparezcan síntomas para visitar al oftalmólogo.
La detección temprana es fundamental, ya que, aunque el daño ocasionado por esta enfermedad es permanente e irreversible, su progreso puede detenerse mediante el uso adecuado de medicamentos y, en algunos casos, con intervenciones de cirugía láser.
