El ambiente festivo de los bailes, danzas y música de los pueblos originarios que se trajeron nuevamente para el público ávido de verlos concluyó este lunes con un espectáculo pirotécnico en el Cerro del Fortín tras la segunda función del Lunes del Cerro. Pero contrario a los estruendos y luces multicolores de la publicitada como “máxima fiesta de las y los oaxaqueños”, el espectáculo central de las fiestas de Guelaguetza se convirtió también en un espacio de protesta ante los ojos del mundo con la cineasta Ángeles Cruz en la función matutina.
Por varios meses, la actriz y directora ha exigido justicia y atención urgente ante la violencia que afecta a la comunidad de Lázaro Cárdenas, en San Miguel El Grande, Tlaxiaco. Cruz, ganadora de un premio Ariel y diversos reconocimientos internacionales, exigió una cita urgente con el gobernador Salomón Jara. Aunque también denunció que por esta manifestación estaba rodeada en el auditorio por personas que la vigilaban. Más tarde, a su salida, hubo quienes la rodearon e impidieron que fuera abordada por la prensa. Fue el fotoperiodista Edwin Hernández, de Él Universal Oaxaca, el agredido por guaruras del gobernador y un grupo de mujeres que también impedían la protesta de Cruz.

Esto ocurría mientras los primeros miles de asistentes bajaban por las escalas e incontables más tenían la esperanza de entrar a la segunda función y aplaudir en ella el baile de Flor de Piña y las chilenas de Pinotepa. O en momentos en los que a pesar de la presencia de varias ambulancias ninguna parecía disponible para las emergencias, como la descompensación de un fotorreportero de esta casa editorial y en los alrededores del auditorio y en donde la lluvia volvía a caer como en el desfile de delegaciones.
La fiesta donde la indumentaria tradicional ha mostrado la riqueza cultural del estado ante invitados especiales del país (como secretarios de estado) o embajadores de otras naciones, también ha estado empañada por otras situaciones como la denunciada por el fotoperiodista Jorge Luis Plata. En una de sus imágenes del desfile de delegaciones, al que asistió el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, se muestra cómo a diferencia de la secretaria de Turismo, Saymi Pineda; el gobernador Salomón Jara, la esposa de este o el secretario de Cultura, Víctor Vásquez Castillejos, que van cubiertos por sombra, la Diosa Centéotl, Juana Hernández, solamente lleva un plástico para soportar la lluvia.
La atención al funcionariado y a los invitados especiales, por quienes se emitió una licitación para gastar casi 4 millones de pesos en regalos, música y comida, es otro de los momentos que enmarcan a la “máxima fiesta de las y los oaxaqueños”.
