O mejor lo dejamos en pregunta ¿Francisco Martínez Neri tira el arpa?. Máxime porque a los funcionarios les molesta que los periodistas “interpretemos” sus palabras. El martes el presidente municipal de Oaxaca de Juárez declaró a los medios que “se empantanó (sic)” la negociación para el nuevo tiradero o el que han llamado pomposamente Centro Integral de Revalorización de Residuos Sólidos Urbanos (CIRRSU) y no hay solución.
Por ello se seguirán tirando, literalmente, 20 millones de pesos al mes a la basura, monto por llevar los desechos a otras ciudades o estados, “un promedio de gasto fuerte”, que ha acumulado 152 millones de pesos durante la crisis.
A pesar de ello, y citamos textual para no levanten las cejas: “Vamos a dejar al nuevo presidente o presidenta que venga un municipio ordenado”. A falta de un año 4 meses de terminar el trienio, Martínez Neri ya está delegando el problema al que venga. No hay solución.
Es claro que está rebasado, agobiado por los problemas y que no puede. Además, lo han dejado solo y, quienes lo acompañan, en lugar de brindar soluciones complican aún más el panorama. Ahí está el robo de vehículos del corralón, las dudas sobre obras, licitaciones y contratos; el que debería ser la solución: Ismael Cruz Gaytán, opera a favor del negocio del ambulantaje en contra del municipio. Las agresiones contra vecinos que se oponen a ferieros ante funcionarios impávidos y que permitió mantener a regidores, emisarios del pasado, que han impedido, entorpecido o no dejado avanzar las investigaciones por corrupción y anomalías dejadas por la administración de Oswaldo García Jarquín. Además, que se han adueñado del municipio desplazando al presidente.
Es claro que está atado de manos, un administrador solitario y no puede con todo ello y, a 16 meses, casi la mitad de su administración, ya apela a los que vienen.
No es lo mismo ser diputado, líder de bancada que funcionario público ¿verdad?
REBELÍON EN LA GRANJA
¿Cómo estará el asunto dentro de la Primavera Oaxaqueña que el martes se generó una rebelión al interior de la Policía Estatal en defensa de un mando, el “Comandante Jaguar” que obligó la presencia de Karina Barón en el cuartel de San Bartolo Coyotepec?. Los inconformes cruzaron una tanqueta a la entrada del lugar.
La versión oficial es la acusación por actos de abuso de autoridad en contra de “Jaguar”, la cual fue revivida luego de algunos meses y, según Iván García Álvarez, el mando quiere negociar su liquidación y gozar de salarios de por vida para aceptar su baja. Cosa, a todas luces, inaceptables.
Por otro lado, los policías rebeldes señalan que el comandante estaba exigiendo mejores condiciones laborales para los uniformados. Que apoya a estatales en busca de bonos y ayuda en alimentación y es ese el móvil de su remoción en la corporación.
Cualquiera que sea la versión, sin duda la rebelión policíaca representa otro lunarcito en la cuestionada lucha contra la inseguridad en el estado, una cuarteadura a la estrategia (si es que existe) y la pregunta sería ¿cuánta fortaleza tienen las “familias”, clanes o grupos de policías al interior de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana que ponen en jaque y obligan a sentarse a negociar a Karina Barón, secretaria ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública y al marino, Iván García Álvarez? ambos con un dudoso trabajo.
Hacia afuera es solo la defensa de un mando, y así lo difundieron en versión oficial, pero ¿qué otras canonjías obtuvieron los policías? No vaya siendo que existan ya estamentos, clanes que se impongan y dicten que se hace o deja de hacer al interior de la Policía Municipal.
La ciudad de México y sus policías copadas y controladas por mafias que imponen mandos, son el ejemplo.
