Integrantes de la sociedad civil, amigos y familiares, recordaron con afecto el legado que dejó en la sociedad don Bartolomé Carrasco Briseño, quien fue bautizado por las comunidades indígenas como el Hijo del Surco.
Identificado como profeta y mártir de la Iglesia Católica universal a quien durante toda su vida consagró su servicio en favor de los más necesitados, evocaron su figura, pues a pesar de que físicamente no está entre nosotros, nos sigue impulsando y animando a seguir su ejemplo y sus enseñanzas como un testimonio de la solidaridad.
A 21 años de su muerte, el obispo emérito de la diócesis de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes, quien en su momento fue el compañero de Don Bartolomé, recordó los momentos más difíciles y las acciones que realizaron en la lucha que emprendieron a favor de los más necesitados.
“Hablar de Don Bartolomé es hablar del amigo y hermano en el camino de Dios, murió en mis brazos; fue un momento de gracia. Antes de irse me decía que siempre nos habíamos entendido”.
Siempre pendiente de los pobres y de los desprotegidos, don Bartolomé cargó con la cruz de la incomprensión, para quienes lo conocieron fue un santo y desde donde se encuentra los impulsa.
Tras calificarlo como profeta y una persona muy querida por los oaxaqueños, dijo que es necesario y urgente en la Iglesia Católica oaxaqueña, el rescate y relanzamiento de la Opción Preferencial por los Pobres, la misma que impulsara hasta el último día de su vida el V Arzobispo de la Arquidiócesis de Oaxaca, Bartolomé Carrasco.
Evocó que siempre se caracterizó por aplicar las tres T, que significaron tierra, techo y trabajo. “Fue un hombre sencillo, forjado por la espiritualidad de su pueblo, que supo llevar el proyecto de Jesús en condiciones adversas”, anotó.
En tanto, el Grupo de Misioneras de Oaxaca, mujeres laicas, sacerdotes y sociedad en general, coincidieron que su llama sigue viva en Oaxaca, en México y en América Latina al impulsar una perspectiva pastoral que ha trascendido en el continente.
La comunidad católica que siempre se ha congregado para recordar al V Arzobispo de Antequera, resaltó que fue forjado en la espiritualidad de su pueblo, “que mira al pueblo en la figura de la Virgen de Guadalupe”.
De ahí su impulso entre las mujeres del proyecto de Jesús, cuando las condiciones son adversas en un ámbito patriarcal”.
Fue un gran profeta al estar cerca de los pobres, con una vida cercana a ellos para atender sus necesidades y responder a sus aspiraciones,
