Despidiendo a Francisco Toledo
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Columna

Despidiendo a Francisco Toledo

Francisco Toledo, originario de Juchitán, Oaxaca, era hijo de Francisco López Orozco y de Florencia Toledo Nolasco.


  • Despidiendo a Francisco Toledo
  • Despidiendo a Francisco Toledo
  • Despidiendo a Francisco Toledo
  • Despidiendo a Francisco Toledo
  • Despidiendo a Francisco Toledo
  • Despidiendo a Francisco Toledo

Juan José Ibañez

¡Hola mis queridos lectores!, una vez más llega el fin de semana, en esta ocasión nos tocó una semana cortita, pues tuvimos la celebración de las fiestas patrias que nos hacen sentir grande el corazón de ser mexicanos; antes de estas bonitas fiestas, Oaxaca tuvo una perdida muy grande: el artista Francisco Toledo falleció, y es a través de estas líneas como quisiera rendir tributo a este gran oaxaqueño.

Hace algunos años fui a comer a un restaurante del centro de la Ciudad de Oaxaca con Alex mi querido amigo y sus papás; mientras comíamos llegó el maestro Toledo, quien era amigo muy cercano del papá de Alex, ya que también es un artista plástico; el maestro Toledo platicó unos momentos con nosotros, nos dio consejos a mi amigo y a mí para que fuéramos buenos estudiantes, y después de un rato, muy amigable se despidió y se fue. Me quedó su recuerdo como un hombre culto, lleno de conocimientos, pero sencillo a la vez que sabía acercarse a las personas.

Francisco Toledo, originario de Juchitán, Oaxaca, era hijo de Francisco López Orozco y de Florencia Toledo Nolasco. En Oaxaca, cursó la secundaria y estudió grabado con Arturo García Bustos y Rina Lazo.

Con 17 años viajó a la Ciudad de México, pero las inscripciones en las escuelas de San Carlos y la Esmeralda estaban cerradas por lo que ingresó a la Escuela de Diseños y Artesanías, donde los pintores Castelar, Dosamantes y Silva Santamaría serían sus maestros.

En 1959, el galerista Antonio de Souza lo renombró como Francisco Toledo. En ese año exhibió sus obras en la Galería Antonio Souza y en el Fort Worth Center, en Texas.

Viajó a París en 1960, allí conoció a Octavio Paz y al también oaxaqueño y pintor Rufino Tamayo, quien lo ayudó a conseguir una beca en la Casa de México de la Cité Internationale Universitaire de Paris. Estudió con el pintor británico Stanley Hayter y también aprendió técnicas de grabado. Permaneció allí cinco años y regresó a México con una técnica pictórica depurada, así como con la influencia de ideas plásticas de artistas de distintas escuelas europeas, como Durero, Paul Klee y Chagall.

En 1983 creó Ediciones Toledo y publicó su primer libro; en 1988 fundó el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO). En octubre de 1997 fundó el Taller de Arte Papel Oaxaca en la antigua planta hidroeléctrica “La Soledad” en San Agustín, Etla. En 2006 se creó el Centro de las Artes San Agustín (CaSa) en San Agustín, Etla; gracias a su iniciativa, se convirtió en el primer centro de arte ecológico de Latinoamérica.

Acogiéndose al programa de pago en especie de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en pago de sus impuestos entregó “Los cuadernos de la mierda”, 27 tomos con mil 500 imágenes de seres defecando.

Fue el diseñador de la urna en la que desde junio de 2011 descansan las cenizas del escritor Carlos Monsiváis en la Sala de Lectura del Museo del Estanquillo.

Cultivó con persistencia todos los medios de las disciplinas gráficas y fue un destacado ambientalista, promotor cultural y filántropo con un gran reconocimiento internacional.

Recibió diversos reconocimientos como el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1998; el Premio Príncipe Claus en 2000; el Premio Right Livelihood en 2005 por su dedicación a la protección y mejora de la herencia, ambiente y vida de la comunidad de Oaxaca.

Francisco Toledo falleció en Oaxaca el 5 de septiembre pasado, a los 79 años de edad. Con su pérdida finaliza una época muy importante en las artes plásticas de Oaxaca, de México y el mundo. Nos quedamos con su recuerdo, y con su ejemplo de solidaridad y de compromiso social.


aa

 

Relacionadas: