La siesta diurna, comúnmente conocida como ‘coyotito’, no solo es una práctica cultural arraigada en muchos lugares, sino que ahora la ciencia respalda sus beneficios para la salud, según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La Dra. Yereth Torres Damián, académica de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM, destaca los beneficios de tomar una siesta corta durante el día.
La especialista sugiere que la siesta ideal debe durar no más de 30 minutos para evitar entrar en una fase de sueño profundo. Además, se recomienda realizarla entre la una y las tres de la tarde, ya que en estos momentos desciende el umbral de vigilia, facilitando un sueño más ligero y beneficioso para el organismo. Asimismo, se aconseja buscar un lugar cómodo, sin luz ni ruido, para asegurar un descanso sin interrupciones.
Los estudios realizados indican que estas siestas cortas contribuyen positivamente a la salud cognitiva, mejorando la memoria a corto plazo, los tiempos de reacción y los estados de ánimo. La sensación de estar más despierto y alerta es un efecto directo de incorporar estos cortos períodos de descanso en la rutina diaria.
La disciplina en la práctica de las siestas es fundamental, similar a la dedicación requerida para el ejercicio físico. Establecer un régimen estricto de horarios para estas siestas permite aprovechar al máximo los beneficios mencionados.
Según la Mayo Clinic, los beneficios adicionales para adultos sanos que practican siestas incluyen una mayor relajación, menor fatiga, estado de alerta más intenso, mejor humor y un mejor rendimiento, con tiempos de reacción más rápidos y una memoria más aguda.
