Le dan sepultura a mixteco ultimado en EU
El mexicano fue atacado a balazos la noche del 2 de abril, por los estadunidenses Erick D. y Matthew M., sin causa aparente
A 23 días de haber sido asesinado a sangre fría en Watsonville, California, Estados Unidos, finalmente ayer fueron sepultados los restos del joven mixteco Feliciano Martínez Perea, de 18 años de edad.
El cadáver, procedente del condado de Santa Cruz, California, Estados Unidos, arribó el pasado domingo a la comunidad de Laguna Trinidad, en el municipio de San Martín Peras, Oaxaca, para ser sepultado en el panteón del municipio.
Martínez Perea falleció a consecuencia de seis disparos de proyectil, asestados por dos sujetos estadunidenses, quienes lo abordaron cuando éste se dirigía a su departamento, en la cuadra 100 de Riverside Drive.
El joven había emigrado para trabajar en los campos de cultivos de California como en la uva, fresa, brócoli, lechuga, etc.
Fue la noche del 2 de abril, alrededor de las 21:00 horas, cuando los estadunidenses Erick D. y Matthew M., sin causa aparente lo rodearon y dispararon.
Diez días después los sospechosos fueron detenidos por la Policía de Watsonville, sin embargo, la primera audiencia fue reprogramada por el juez del condado de Santa Cruz para finales de abril.
La Secretaría de Relaciones Exteriores, a través del Consulado mexicano en California, y el gobierno del Estado de Oaxaca coordinaron el traslado de los restos del joven, al cubrir al cien por ciento los gastos.
También la comunidad de migrantes de San Martín Peras, radicados en Estados Unidos, reunieron fondos que entregaron a los familiares de Feliciano para solventar esta difícil situación.
Durante el sepelio, Gregorio Martínez Vega, padre del joven asesinado, dijo que apenas había cumplido un año y un mes que su hijo se había ido al norte a trabajar, para ayudar a su familia; “él no hacía nada malo, solo trabajaba”.
Los familiares de Feliciano le recuerdan como un joven trabajador y alegre; fue uno de los tantos jóvenes que no concluyeron sus estudios y prefirieron irse a Estados Unidos para ayudar a su familia, porque en la Laguna Trinidad no hay suficientes trabajos remunerados, sólo el campo que apenas da para sobrevivir.
