“No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”
-Jiddu Krishnamurti
En 2004 Gilles Lipovetsky y Sebastien Charles en su libro “Los tiempos hipermodernos” explicaron la hipermodernidad considerando que la sociedad ha superado la posmodernidad, encontrándonos ahora con el hiperconsumo, la hipertecnología, la hipermovilidad, y el hiperespectáculo. Considera que vivimos en una época donde impera lo efímero, lo superficial, expone la inseguridad, la ansiedad y el sufrimiento con los que el ser humano se desarrolla en virtud de que vive, una vida demasiado rápida, por los cientos de estímulos que nos llegan por los medios de comunicación: televisión, radios, y principalmente por nuestros teléfonos, tabletas o computadoras; y afirma por consiguiente, que vivimos en una especie de sociedad del espectáculo en la cual la sucesión de modas es acelerada y muy continua, donde prevalece el placer de cada momento y esto evita que podamos tener una vida más pausada y profunda.
El bombardeo de información que recibimos diario, ha producido que prestemos menos atención a la misma, una especie de lectura sin leer, de ver sin mirar, de escuchar sin entender y de tocar sin sentir. Todos los días la concentración es una tarea difícil de alcanzar y hasta imposible de sostener. El consumismo nos consume desde que despertamos y nos desecha por la noche, a un sueño basura del que salimos reciclados por las mañanas, porque los seres humanos son de los residuos de los que es imposible deshacerse, al menos hasta que ya no respiramos.
La filosofía a lo largo de la historia, desde que surgió en Grecia hace aproximadamente 2 mil 500 años con los pensadores pre-socráticos, define desde su inicio que su conocimiento se basa en la razón, en el logos, en el raciocinio y en la investigación de lo que creemos que es verdad, aunque en sus primeros pasos existió una mezcla entre el logos y lo místico. Fundamentalmente la filosofía en su búsqueda por la verdad y la realidad, conlleva un ejercicio crítico y analítico sobre todos los aspectos de la vida humana, y en función de lo anterior la filosofía actualmente tiene más vigencia que nunca ante los problemas que surgen en la humanidad.
Siendo así que, el avance de la tecno-ciencia, ha cambiado social, cultural, económica y políticamente al mundo, a la par este movimiento por su naturaleza, le ha dado a la humanidad mayor incertidumbre ante la vida, en el entorno laboral, escolar, familiar y social, repercutiendo en crisis existenciales.
Millones de personas en este milenio, se sientes vacías, creyendo que viven logrando poco con una sed de inmediatez arrolladora, viviendo en una modernidad líquida, y la única solución para tomar un respiro del hipermodernismo, es como lo era hace cientos de años: la filosofía.
El ser humano ha perdido de vista, la fluidez de la existencia a partir de la ideología, y eso es lo que lo ha vuelto vacío. Es momento de recuperar nuestro sentido filosófico, de leer menos best seller que solo han sido escritos para el consumo, de leer artículos basura, de perdernos en el limbo de las noticias falsas, y despertar nuestro pensamiento crítico y analítico para poder alcanzar la felicidad y la plenitud en estos tiempos.
