Ciberbullying: La navaja silenciosa
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Sin cuentos chinos

Ciberbullying: La navaja silenciosa

 


Su nombre era Katy Summer, o al menos así le gustaba hacerse llamar. Era amiga de mi hermana menor, una de las primeras que tuvo cuando llegó a vivir a Santiago de Chile con mis padres. Recuerdo que siempre que los iba a visitar, Katy estaba ahí, haciéndole compañía a mi hermana. Las recuerdo riendo, bailando, cantando. A fin de cuentas, esto último era lo que más le gustaba hacer a Katy. 

Ella tenía 12 años cuando la conocí y 17 cuando murió; o más bien, cuando se mató. La encontraron sin vida en el baño de un Starbucks, con una nota en el bolsillo. ¿La razón? El ciber acoso del que estaba siendo objeto. Sus padres confirmaron que pese a que Katy era una niña carismática y apasionada, sufría de hostigamiento y ciberbullying por parte de sus compañeros de clase, y se dice, también de su ex pareja, quien la amagaba con publicar fotos íntimas. De igual manera, distintos testimonios convienen que los ataques tuvieron su auge luego de que Katy besara a un muchacho que ‘no debía’, lo que desembocó en una serie de insultos y peyorativos para la joven chilena.

Cuando esto ocurrió, mi hermana ya estaba de vuelta en la Ciudad de México, por lo que la noticia llegó de voz de una de sus amigas en común. Recuerdo que se quedó perpleja. No le cabía en la cabeza que de ahora en adelante, para referirse a Katy había que hacerlo en pretérito. Seguimos de cerca el tema, y algo que desde el principio llamó nuestra atención, fue el fenómeno que desató, pues en cuestión de horas, el hecho ya estaba en boca de todos los chilenos, incluyendo el gobierno. 

En México, el 23.9% de la población de 12 años y más con acceso a internet, dijo haber sido víctima de ciberacoso durante 2019, según cifras oficiales, siendo mayor la cifra de mujeres que han sufrido este tipo violencia. Asimismo, en tan solo dos años el porcentaje de ciberacoso creció siete puntos porcentuales, y aunque se han materializado ciertos avances como la Ley Olimpia, aún falta mucho por hacer en el tema de prevención. Hoy en día, las redes sociales han desdibujado fronteras y empoderado a cualquiera que posea una de las armas blancas coloquialmente conocidas como ‘celular’ o ‘computadora’, sin tener conciencia alguna del daño -muchas veces irreversible- que pueden ocasionar en quien(es) señalan. 

En entrevista para esta columna, una joven influencer que recientemente fue blanco de críticas y bullying cibernético a causa de un video suyo que se volvió viral, afirmó que cuando subió el video nunca creyó que llegara a tener tal alcance, pero que cuando ocurrió, esto tuvo consecuencias graves en su ánimo y salud mental. “Empecé a leer todos los comentarios y fue cuando me empezó a pegar. Me dio bastante ansiedad pensar que todos sabían de mí por eso y peor aún, que de verdad pensaban lo que decían ahí” explicó la joven, quien pidió mantener su identidad y la del material que se viralizó en el anonimato.

Usuarios la atacaban y se burlaban sin piedad preguntando sarcásticamente que si no había ido a la escuela, o afirmando que por eso México estaba como estaba, que era muy tonta, que pobres de sus padres, entre otros insultos. “Cuando vi a tanta gente atacándome, lloré y lloré. Sabía que esto iba a marcar mi vida” recordó la influencer, quien para superar este episodio tuvo que alejarse un rato de las redes y buscar refugio en sus familiares y amigos. 

Han pasado dos meses desde que la mayoría de mensajes que la joven veía al levantar su teléfono, eran de odio y humillación; dos meses llenos de reflexión y aprendizajes para la joven  con más de 300 mil seguidores en TikTok, dentro de los cuales, destacó la importancia de  sensibilizarse a los cibernautas sobre las implicaciones que tienen estas actitudes y comentarios. “Si le pudiera decir algo a las personas que me ofendieron y hostigaron, sería que piensen si eso que van a decir, le puede afectar a la otra persona” concluyó. 

Si bien es cierto que el origen de los asedios que sufrió la mexicana, fue distinto al que terminó con la vida de la chilena, el clímax fue similar: un cúmulo de mensajes que las apuñalaron mental y emocionalmente, un sinfín de juicios, y una tormenta incontenible de odio para la que la joven influencer logró conseguir paragüas, pero que a Katy, desafortunadamente, la arrastró. 

Detener y regular estas prácticas es algo que hay que exigir a las autoridades, pero prevenirlas, es algo que nos corresponde como sociedad. Antes de atacar, seamos conscientes de que no todas las personas que están al otro lado de la pantalla, leyendo los insultos, cuentan con las mismas herramientas para hacerles frente. Dejemos de ser causa y convirtámonos en solución.

 

Twitter: @chinaCamarena


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