El derecho a reparar
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Pegatinas Reivindicativas

El derecho a reparar

 


 

Anda dando la vuelta al mundo el nombre de Wilmer Becerra. ¿Que quién es él? Pues nada más y nada menos que un hombre colombiano de 35 años que le acaba de ganar una partida al gigante tecnológico Apple.

Durante 10 años, Wilmer se ha dedicado laboralmente a la reparación de dispositivos electrónicos de todo tipo, especialmente celulares, computadoras y tabletas, incluyendo iPhones, iPad y Macbooks. Durante la pandemia ganó notoriedad al publicar en TikTok y otras redes sociales sus procesos de reparación, lo que lo catapultó a ganar seguidores que hoy superan los 5 millones.

Su popularidad puso en alerta a Apple, empresa que mandó una carta de desistimiento para que Wilmer Becerra se abstuviera de usar sus logos o hacerse pasar por servicio autorizado. Ante ello, el colombiano publicó en sus redes una admisión que en algún momento se había hecho pasar como tal, pero que desde hace ya muchos años que no era el caso y que, además, le parecía injusto que la marca condicionara a las y los propietarios de dispositivos Apple el poder repararlos en el taller de su preferencia, por lo que sentenció que él continuaría realizando su trabajo.

El suceso, además de que hizo a Apple recular, y ahora ofrecer a Becerra el envío de las refacciones originales, también desató en Colombia una gran conversación sobre el derecho de las personas a reparar sus dispositivos, electrodomésticos, ropa, accesorios, etcétera. Se compartió la experiencia que muchas personas experimentamos al ya no poder adquirir artículos hechos para durar, sino que están diseñados desde un inicio para ya no funcionar después de un corto tiempo.

A partir de ello, se está elaborando un proyecto legislativo en Colombia para impulsar el reconocimiento del derecho a reparar, alineado a la tendencia europea, y que busca no solo el impulso de talleres que puedan reacondicionar, arreglar y reformar sus pertenencias, sino también limitar a las empresas fabricantes de elaborar productos con obsolescencia programada, es decir, que tengan una fecha por defecto en la que el producto dejará de servir.

Este tipo de iniciativas no solo impactarían el bolsillo de las personas, quienes ya no tendrían que desembolsar grandes cantidades para reponer continuamente sus aparatos y posesiones, sino que también tendría impactos a nivel ambiental, puesto que se reduciría drásticamente el volumen de residuos sólidos generados por el desecho de los aparatos inservibles, lo cual es especialmente cierto en relación a la basura electrónica, rubro con un alza creciente en los desechos urbanos y que además resultan sumamente contaminantes y poco recuperables.

No solo lo anterior, sino que se reactivaría la economía de maestras y maestros de talleres de reparación, casi imposibles de encontrar en los barrios y colonias hoy en día, cuando en otros tiempos pululaban con trabajo.

El derecho a reparar no sólo es una tendencia de reconocimiento a derechos de las y los consumidores, sino que también representa una oportunidad de cambiar los modos de producción para un mundo mucho más sustentable y justo.

@GalateaSwanson

 

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