Nueva Zelanda, turismo y Covid-19
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Nueva Zelanda, turismo y Covid-19

 


Esta semana, la Primera Ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Arden, anunció que su país se encuentra libre de casos de COVID-19. Se trata de un hito a nivel internacional. Mientras la Organización Mundial de la Salud señala que después de seis meses la pandemia de coronavirus se encuentra empeorando, expresando especial preocupación por América Latina (https://bbc.in/2UFxln8), los neozelandeses ya se encuentran en ruta franca hacia la cotidianidad pre-COVID-19, tras no haberse registrado un solo caso de coronavirus en 17 días (https://bbc.in/30Bzhkg).

Con una economía fuerte, y un liderazgo que ha sabido conducir a su población ante la amenaza de una inminente crisis, el país de cinco millones de personas al sur del Océano Pacífico, es el modelo de éxito que muchos buscarán emular. Con medidas agresivas de confinamiento social, la aplicación de cientos de miles de pruebas y un minucioso programa de rastreo y búsqueda de contactos, sin embargo, no todos estarán dispuestos a llevar a cabo una de las medidas más importantes que permitió a Nueva Zelanda ser un caso de éxito ante el nuevo coronavirus: el cierre de fronteras.

Con apenas unas pocas decenas de casos registrados, la Primera Ministra determinó el cierre de las fronteras del país, una medida que ahora se considera fundamental en la estrategia de control del brote de la temible enfermedad en aquel país. Con una población estable, en la que la migración y emigración se encuentran fuertemente controladas, fue posible desplegar el resto de las medidas con mayor certeza y eficiencia.

Desde mayo, la Primera Ministra Ardern ya declaraba que las fronteras de su país se mantendrían cerradas por mucho tiempo (https://bbc.in/3dXqME8). Está cumpliendo. Aún ahora, con cero casos registrados, Jacinda Ardern ratifica que las fronteras del su Estado se mantendrán cerradas y solo ciudadanos, residentes y trabajadores esenciales que formen parte de un programa especial de desarrollo podrán ingresar al país al cumplir estrictas medidas de distanciamiento social y someterse a la prueba de coronavirus. Con decir que la líder neozelandesa se encuentra planificando la continuidad de esta medida incluso hasta marzo de 2021 (https://bit.ly/2B51nJY).

No debió ser una decisión fácil. Alrededor del seis por ciento del PIB de Nueva Zelanda se deriva del turismo, y se trataba de una industria en ascenso, creadora de cientos de miles de empleos, hasta que llegó el COVID-19 (https://bit.ly/2N0J23j).

Nueva Zelanda, así como el resto de los países del globo, se encuentra enfrentando difíciles dilemas sobre cómo proceder ante la pandemia. El turismo eventualmente volverá, pero el gasto gubernamental y en los hogares que implicaría manejar un muy largo periodo de confinamiento y distanciamiento social sería aún peor en términos económicos. Nueva Zelanda volvió a una relativa normalidad. Con certeza, una fracción de las y los trabajadores de la industria turística tendrán que reubicarse -al menos- temporalmente, pero el gobierno neozelandés ya se encuentra desplegando campañas para incentivar el turismo de forma interna para reactivar el sector.

Mientras tanto, Nueva Zelanda se encuentra en espera que el resto del mundo los alcance.

@GalateaSwanson


aa

 

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