EN DONDE bullen las inconformidades por el trato arbitrario que reciben, es en la Secretaría del Trabajo (Oaxaca), en donde EDITH SANTIBÁÑEZ, exasesora jurídica de la Sección 22 y ahora alta burócrata en la marchita primavera, más que la cabeza, se conduce, dicen los empleados, como una “monarca despótica”.
SOBRE la susodicha por cierto, no faltan ciberseñalamientos que indican que también litiga siendo funcionaria y hasta lo hace en defensa de gente impresentable.
DESDE los pasillos de la Secretaría del Trabajo, nos cuentan que muchos empleados han renunciado por el trato prepotente que da “su majestad” a quienes tuvieron la poca fortuna de llegar a laborar allí. A las mujeres, comentan, les prohíbe cierto tipo de vestimenta (faldas y escotes) y que hasta les recrimina el buen arreglo personal; el ambiente laboral es tal que, en algún momento llegó una fémina que sería contratada para manejar las redes a SANTIBÁÑEZ, pero en las primeras horas de su primer día de trabajo notó el acoso laboral tan intenso y el ambiente tan caótico, que salió de ahí y decidió buscar empleo en otro lado.
A PESAR de que dentro de la razón de ser de la Secretaría del Trabajo está, por mencionar algunos puntos, el “Promover y consolidar acciones que generen ocupación productiva en condiciones de igualdad entre mujeres y hombres; el Vigilar el cumplimiento de la normatividad que prohíbe la discriminación laboral que atente contra la dignidad de las personas y tengan por objeto anular o menoscabar los derechos y las libertades o incluso, Fomentar la cultura de la denuncia de los actos de acoso laboral”, en esta dependencia NO se predica con el ejemplo, a decir de varios empleados.
EL HARTAZGO llegó a tal grado que, me comparten una carta que, indican fue entregada, en el Palacio de Gobierno el pasado 17 de junio dirigida al Gobernador del Estado de Oaxaca, a medios de comunicación y a organizaciones defensoras de derechos humanos y laborales.
LA MISIVA tiene como objeto: “denunciar públicamente la violencia institucional, el acoso laboral y el ambiente de misoginia que impera dentro de dicha dependencia, particularmente en la forma en que son tratadas las mujeres por parte de (…) Edith Santibáñez Bohórquez, una funcionaria de alto nivel cuya conducta refleja patrones de abuso de poder y discriminación de género”.
“Durante mi experiencia laboral en esta Secretaría, he sido testigo y en ocasiones víctima de una figura de autoridad femenina que ejerce un liderazgo autoritario, basado en la humillación, la manipulación emocional, la descalificación constante y el menosprecio hacia otras mujeres. Su comportamiento se ajusta a rasgos narcisistas evidentes: necesita ser admirada, no tolera la crítica y utiliza su posición para someter, callar o desplazar a quienes considera una amenaza, especialmente si son mujeres con preparación, autonomía o criterio propio. Este patrón de violencia no se limita a lo psicológico. Existe explotación laboral sistemática: jornadas excesivas sin remuneración justa, cargas de trabajo desproporcionadas, ausencia de condiciones dignas, y represalias directas o veladas hacia quienes se atreven a cuestionar o alzar la voz”.
AL MISMO TIEMPO en la carta, la parte inconforme pide “se investigue formalmente el ambiente laboral dentro de la Secretaría del Trabajo. Que se revisen los mecanismos internos de denuncia y protección al personal. Que se impulse una revisión exhaustiva de las condiciones laborales y de trato, especialmente hacia las mujeres. Que el Gobierno del Estado y la sociedad civil acompañen y visibilicen esta situación, para romper el silencio que ha permitido que este tipo de violencia institucional persista”.
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