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Insistimos, es cultural

EN ALGÚN MOMENTO algo que escandalizó a la sociedad mexicana fue una declaración del expresidente Enrique Peña Nieto,  al decir que la corrupción en México es CULTURAL. Esto lo REITERÓ en el Foro Económico Mundial de Mayo de 2015.

EPN decía: “La corrupción es un asunto de orden cultural, es un flagelo de nuestras sociedades especialmente las latinoamericanas (…) si realmente queremos lograr un cambio de mentalidad, de conductas, de prácticas, de asimilar nuevos valores éticos y morales esto debe ser un cambio estructural dentro de toda la sociedad.

EL EXPRESIDENTE insistía, ojo, que uno de los caminos para estos cambios sería reforzar la transparencia, creada en 2003 (con la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública 2002) y reformada en 2014. No obstante, ya como INAI, desapareció el pasado mes de marzo (día 21), consecuencia de los últimos coletazos que, como presidente, hizo LÓPEZ OBRADOR a la extinta instancia, todo porque dejó traslucir la corrupción prevaleciente TAMBIÉN en el sexenio obradorista.

PEÑA NIETO lo decía con toda claridad: “Si una sociedad no está resuelta a cambiar para bien, y para denunciar, y para ser parte de una nueva cultura en favor de la legalidad, estos esfuerzos serán insuficientes”.

LA SOCIEDAD se ofendió, pero tal vez porque PEÑA puso el dedo en la llaga, señaló de la manera más cruda nuestra realidad. Porque los mexicanos queremos políticos honestos, cero corrupción, pero sin asumir por cuenta propia el principio.

EN UNA OCASIÓN, un cierto “casero” y morenista de hueso colorado –de esos que, ingenuamente, de verdad creen que el problema de la pobreza, la corrupción y la deshonestidad en este país se acabaría MÁGICAMENTE con solo votar por un partido del que todos sus líderes eran los mismos políticos tricolores de siempre, nada más que con ropaje guinda– me respondía –al visitar yo un espacio suyo que pretendía rentar–, al preguntarle por la factura, me decía que por el momento, NO tenía factura, que se había dado de baja porque ninguno de sus inquilinos le requería el documento fiscal. Que “reactivaría” su alta en el SAT, siempre que le confirmara yo el arrendamiento del local.

ES DECIR, el señor ganaba dinero rentando inmuebles pero NO pagaba impuestos y todo lo manejaba en efectivo (como los capos). Es decir este granuja es de los que exigen al gobierno NO robar pero él SÍ roba al no enterar (y menos pagar impuestos) a la autoridad, el dinero que le generan las propiedades bajo su dominio.

¿Quién no ha ido a cargar combustible y le han robado vilmente porque le dieron “litros de a medio litro”? ¿Quién no va al médico y éste no factura? ¿Quién no ha notado que en los hospitales privados, en las notarías, en los despachos de abogados, de contadores, etcétera, NO facturan o lo hacen en la mínima medida de lo posible? ¿Qué electricista o plomero factura? Vean ustedes la enorme cantidad de dinero que se mueve en los mercados, en los puestos ambulantes; nadie ahí factura, nadie existe ante el SAT, evaden el pago de impuestos, pero son los principales votantes y beneficiarios del gobierno en turno, hoy, del guinda.

TODOS EXIGEN políticos que no roben, pero NO están dispuestos a pagar el costo de la honestidad. Todos piden lo que no pueden dar. Ese es el gran problema de este país. Peña dijo una gran verdad, incómoda, por eso causó tanto escozor.

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