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Opinión

El Crematorio

No hay de otra

 


El solo anuncio de la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador a Oaxaca puso a trabajar a todo el mundo oficial, y se observó una inusitada actividad en todos los órdenes de gobierno, desde la pinta y barrido de calles, hasta el remozamiento de los accesos a esta ciudad, sobre todo el del aeropuerto, ya que por esa vía llegó a nuestro estado el presidente de México, ¿será fácil engañar al presidente López Obrador de que la ciudad siempre está tan limpia y reluciente, y serán reparados los inútiles e inservibles semáforos en su ruta? Esas preguntas serán resueltas en breve, pues la llegada de López Obrador, no solamente a Oaxaca sino a otros estados, pone a trabajar a todo mundo, obvio, del mundillo oficial, que pretenden demostrar que todo marcha a la perfección, y se verán a los policías estrenar uniformes con dotación de gasolina a sus unidades para aparentar una seguridad que está lejos de alcanzarse.

Lo importante del caso no es cubrir las deficiencias y anomalías urbanas, sino demostrar la pobreza, la miseria, la insalubridad y los efectos nocivos de la pandemia que ha venido a dar al traste a la economía de nuestro estado y, sobre todo, que se percaten que sin el apoyo de la Federación, Oaxaca se hundirá irremediablemente, pues en Oaxaca lo único que producimos son problemas, pues el agro y la pesca se encuentran paralizadas, tampoco hay industrias que garanticen trabajo y mano de obra a los oaxaqueños.

López Obrador bien debe de saber que la única industria que funciona y es muy productiva: es la industria del chantaje, que beneficia a incontables “redentores sociales”, que engañan y explotan al pueblo al cual dicen servir; pues la economía de estado solamente se basa en las dádivas presupuestales de la Federación, que como migajas nos viene dando presupuestalmente  hablando.

La única decisión viable para que Oaxaca salga de su subdesarrollo, es la culminación de los mega proyectos presidenciales, que son: el Corredor Transístmico Coatzacoalcos-Veracruz y la conclusión de las súper carreteras al Istmo y la Costa. No hay de otra. 


aa

 

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