Concesiones
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Editorial

Concesiones

 


Más allá de las cifras de la Secretaría de Movilidad (Semovi), es indudable que el reto es actualizar las concesiones en todas las modalidades, tanto de taxis, mototaxis, camiones urbanos y suburbanos, pipas, de acarreo de materiales, y otros más. Desde hace muchos años la complicidad de la dependencia ha permitido que muchas unidades sean obsoletas, verdaderas chatarras rodantes que contaminan y ponen en riesgo la vida de los usuarios.

El transporte en Oaxaca requiere orden y capacidad para resolver los problemas que se han complicado sensiblemente por culpa de políticos que no conocen su problemática y la han complicado con soluciones irresponsables. El gran reto es transformar la actual realidad para convertirse en un sector moderno, ordenado y decidido a fomentar inversiones que ayuden a detonar la economía del estado.

Para nadie es un secreto que el transporte ha sido tocado por diferentes situaciones políticas y económicas que los ha colocado en severo rezago, y la urgencia de generar inversiones, desarrollo y movilidad. Se tiene que avanzar hacia un transporte moderno que genere una mejor movilidad de personas, bienes y productos hacia la capital así como a los municipios.

Si en el pasado se entregaron concesiones sin medida, hoy es el momento de empezar a poner orden, porque las irregularidades han causado ingobernabilidad, un sinnúmero de dádivas, compadrazgos y cacicazgos que se han dado por cuestiones políticas y sociales en franco detrimento de este sector.

Así, el reto es hacer transparente las negociaciones con todas las organizaciones del transporte para empezar a desterrar tantos vicios, pero poco o nada se ha logrado, porque todo sigue igual. Los oaxaqueños desean que este cáncer sea extirpado con firmeza ante el riesgo de que siga como en las administraciones pasadas, donde únicamente se han dedicado a administrar el problema del transporte. ¿O será acaso que no hay solución a este conflicto social y económico que crece como bola de nieve?

 

Diabetes

 

La primera causa de muerte son las enfermedades cardiovasculares; sin embargo, la mayoría de éstas son a causa de la diabetes que se está convirtiendo rápidamente en la epidemia del siglo XXI y en un reto de salud global. Estimaciones de la Organización Mundial de la Salud indican que a nivel mundial, de 1995 a la fecha casi se ha triplicado el número de personas que viven con diabetes, con cifra actual estimada en más de 347 millones de personas con diabetes.

La diabetes es una enfermedad crónica de causas múltiples. En su etapa inicial no produce síntomas y cuando se detecta tardíamente y no se trata adecuadamente ocasiona complicaciones de salud graves como infarto del corazón, ceguera, falla renal, amputación de las extremidades inferiores y muerte prematura. Se ha estimado que la esperanza de vida de individuos con diabetes se reduce entre 5 y 10 años.

En nuestro país la edad promedio de las personas que murieron por diabetes en 2010 fue de 66.7 años, lo que sugiere una reducción de 10 años. El desafío para la sociedad y los sistemas de salud es enorme, debido al costo económico y la pérdida de calidad de vida para quienes padecen diabetes y sus familias, así como por los importantes recursos que requieren en el sistema público de salud para su atención.

Los estilos de vida poco saludables son altamente prevalentes entre niños, adolescentes y adultos mexicanos, propiciando un aumento importante de la obesidad y sobrepeso, principal factor de riesgo modificable de la diabetes. Así, la prevalencia de la diabetes en esta población ha incrementado sustancialmente en las últimas décadas.

Las estrategias de prevención implementadas a escala poblacional en países con elevado riesgo que logren modificar estilos de vida -en particular en la dieta, actividad física y tabaquismo- pueden ser altamente efectivas al reducir la aparición de la diabetes y retrasar la progresión de la misma. México tiene condiciones de alto riesgo, por lo que recientemente se han impulsado políticas intersectoriales relacionadas con la salud alimentaria y con ello combatir uno de los más importantes factores de riesgo, la obesidad.