La crisis que viene
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Editorial

La crisis que viene

 


En una entrevista reciente con algunos medios de comunicación, entre ellos EL IMPARCIAL, El mejor diario de Oaxaca, el gobernador Salomón Jara reconoció que los peores días para el suministro de agua potable para la capital y municipios conurbados están por llegar. En efecto, como ayer comentamos en este mismo espacio editorial, ya se está dando un brutal racionamiento del vital líquido. Y no le hace falta razón, la administración anterior atendió la apertura de pozos de agua en ciertas zonas de los Valles Centrales, sólo como paliativo de la carencia de agua, en virtud del crecimiento de la mancha urbana, de las necesidades poblacionales y del agotamiento de los mantos freáticos. En tono preocupante sostuvo que, en efecto, se trata de un tema que tiene que resolverse posiblemente volviendo a recuperar el viejo proyecto de “Paso Ancho”, que se proyectó en los tiempos del gobierno de Gabino Cué.

Sin embargo, existen factores que hacen más difícil esta situación para los habitantes de la capital. Uno de ellos es el mal estado de las tuberías. Cuando se llevaron a cabo los trabajos del adoquinado en el Centro Histórico, en el período del gobernador Ulises Ruiz, se descubrió que miles y miles de litros de agua potable se fugaban en tubos oxidados o rotos. Dado que ello está en el subsuelo, poco se reparaba en dicha pérdida. A ello hay que agregar las fugas que no se reportan o atienden con prontitud; los malos hábitos ciudadanos de desperdiciar el agua limpia y no reciclar la que ya se usó y, en general, la falta de una cultura de cuidado del agua, a la que han llamado las autoridades estatales.

Desde hace al menos cinco sexenios se han explorado por lo menos una decena de proyectos para asegurar el suministro del vital líquido. Ninguno ha sido concretado. Incluso el que ya mencionamos, “Paso Ancho”, tuvo desde su mismo proyecto, infinidad de obstáculos. Debe ser muy costoso traer el agua desde una presa que se habría de construir en terrenos que siguen en litigio entre Sola de Vega y San Vicente Coatlán. Tal cual se proyectó, había que utilizar un acueducto que iría en paralelo a la carretera a la Costa, la cual, como es sabido, no acaba de terminarse. No obstante, se espera que dicho proyecto reviva y bien aprovechado el apoyo de la Federación se pueda garantizar el suministro de agua para consumo humano, al menos para los próximos 50 años, como estaba previsto.

 

El chantaje perpetuo

 

Para todos ha quedado claro que la industria del chantaje, es en Oaxaca la más rentable, sobre todo para los dirigentes de grupos y organizaciones sociales. Cerrar carreteras, avenidas, cruceros, oficinas, obras claves, como las carreteras a la Costa o el Istmo o el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), se ha convertido en los últimos días en el gran negocio para vivales, manipuladores y demagogos. Como lo publicamos el viernes 24 de marzo en nuestra principal de portada, dos de tres grandes proyectos han estado bajo acoso del chantaje. El bloqueo que vecinos de agencias como Mogoñé y una decena más montaron en las vías del tren y que han mantenido por casi un mes, no es para resarcir supuestos daños a 25 presuntos afectados por dichas obras o derrame de hidrocarburos, sino una forma vil y vulgar de sacar provecho. Según lo manifestó en entrevista el gobernador Salomón Jara, las exigencias de éstos están fuera de la realidad. Es más, dijo, hasta casas piden.

Luego de desatorar el problema con San Vicente Coatlán, para que sus autoridades comunales y municipales permitieran la continuación de los trabajos de la carretera a la Costa, suspendidos, justamente por el litigio agrario que mantienen con Sola de Vega, ahora resulta que un diputado federal, Daniel Gutiérrez, ha azuzado a los vecinos de la agencia de San Francisco Coatlán, para frenar los trabajos. Pero, ¿qué hay detrás de esta postura infame del legislador? Su fracaso en incrustar como presidente municipal de San Pablo Coatlán, a uno de sus incondicionales. Ha acudido al tribunal estatal y a los órganos jurisdiccionales federales, quienes le han negado reconocimiento al candidato perdedor, patrocinado por Gutiérrez.

Ya son muchas voces las que se han elevado entre los oaxaqueños para pedirle a los y las legisladoras locales, aprobar algún decreto no para prohibir sino para regular las manifestaciones y evitar más daños a los derechos humanos de terceros. Tomar las carreteras o las vías citadinas como mecanismo de chantaje ha creado entre la ciudadanía un justificado hartazgo. Nada ofende más hoy en día a la ciudadanía que los atentados en contra del derecho a la libre circulación. Al gobierno estatal se le pide que utilice los instrumentos que la ley le autoriza para desalojar a rijosos y chantajistas, manejados como títeres por sujetos sin escrúpulos que sólo buscan su beneficio personal.