Repunta violencia de género
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Editorial

Repunta violencia de género

 


La pandemia por Covid-19 que hemos padecido a nivel mundial, nacional y local, desde el mes de marzo hasta nuestros días, ha traído consigo algo más que contagios, decesos, terribles pérdidas económicas, etc.: un notable deterioro en la sociedad en lo que a violencia se refiere. Ya hemos comentado en estos espacios editoriales respecto al alto índice de criminalidad en el estado, de las ejecuciones atribuidas a grupos criminales y también de los feminicidios, que parecen haberse disparado. La vi0lencia en contra de las mujeres ha tenido un incremento preocupante en los últimos meses, sobre todo la que se ejerce en el hogar. Es evidente que el confinamiento voluntario al que hemos estado sometidos para evitar la propagación del coronavirus, ha contribuid0 a crear escenarios de estrés y psicosis, los cuales, según los especialistas se han traducido en golpes, gritos, insultos y demás, en donde la mujer ha llevado la peor parte.

Por los noticiarios nocturnos en la Ciudad de México nos hemos enterado de que el porcentaje de la vi0lencia doméstica se ha incrementado sustancialmente. En algunas partes del país la protesta por la violencia, que es el caso de Oaxaca, se ha traducido en acciones concretas, como la habilitación de líneas telefónicas, orientación legal y psicológica, además de la instalación de albergues o casas de refugio para aquellas mujeres que son víctimas de violencia por parte de parejas o ex parejas. Para muchas ha quedado claro que más que los gritos, consignas e incluso actos vandálicos para exigir el esclarecimiento de asesinatos, violaciones o desapariciones, tiene que transitar a escenarios más civilizados para detener esta violencia creciente, la cual se da, en diversos entornos sociales. 

En Tuxtepec, por ejemplo, hay casos que no han sido esclarecidos de desaparición de mujeres jóvenes, incluso luego de haber vinculado a proceso al asesino confeso de algunos crímenes vinculados a este tema. Pero hay muchas más desapariciones que, seguramente, forman parte ya de una cadena de trata de personas, al ser enganchadas desde las redes sociales, con el argumento de empleos y otros engaños. La contingencia sanitaria por la pandemia ha exacerbado los delitos, incluyendo feminicidios, algunos de los cuales, por fortuna, han sido esclarecidos por la Fiscalía General del Estado, aunque la agenda de casos que están en la impunidad es cada día mayor.

No ceden contagios y decesos

El llamado de las autoridades estatales y municipales para cumplir con los protocolos de prevención y “quedarse en casa”, para evitar la proliferación de contagios de este gravísimo virus, no son fortuitos ni descabellados. Es la única alternativa para que la ciudadanía se proteja. Bien interpretados los llamados que, en ese sentido, ha manifestado el gobernador Alejandro Murat, como es el de “40 días por Oaxaca”, no se trata de imponer medidas arbitrarias que puedan ser concebidas como abusos, atropellos o violación flagrante a los derechos humanos. El sistema hospitalario de Oaxaca está resintiendo los efectos negativos de este mal, para para atender a cientos de personas que han resultado positivos. Mucho hemos insistido en el tema. Es más, hay carencias elementales en hospitales y centros de salud, con lo que podemos concluir que se seguir creciendo los casos positivos, los nosocomios que atenderán esta emergencia serán insuficientes. Es lo el gobierno trata de evitar con los insistentes llamados a quedarse en casa.

Existen aún personas que dicen a quien quiera escucharlas, que el Covid-19 es una invención; que no existe y que, por tanto, ellos no se disciplinan para usar el cubre-bocas ni, mucho menos, dejarán de hacer lo que les venga en gana. Con todo lo que hemos visto en los medios impresos, electrónicos y redes sociales, solamente la torpeza y la ignorancia permiten cerrarse a una realidad. Desde el jueves pasado, en México se han registrado más de 50 mil decesos y casi bordeamos el medio millón de contagios. En Oaxaca, en las dos últimas semanas, los contagios se han multiplicado. Han crecido de manera exponencial. Cada día más municipios se agregan a la lista de los lugares en donde se han dado contagios. Es preocupante, por ejemplo, que de un día para otro se agreguen más casos de contagio. 

Más de mil muertos no es una cifra simple. Debe ser motivo de preocupación tanto para la ciudadanía como para autoridades. Pero lejos de entenderlo, todavía vemos a diario protestas, bloqueos carreteros y acciones contrarias a la prevención. Desde el mes de mayo, pero sobre todo en julio y lo que va de agosto, diversas comunidades han seguido invitando a sus fiestas patronales. Nada es por gusto sino porque existe en el país y en el mundo, un fantasma pernicioso y letal para aquellos que lo contraen. La estadística de decesos sigue en ascenso, hasta en tanto no haya un pleno convencimiento de que estamos ante algo para lo que aún no hay cura.


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