Con su bastón en mano, tenis, pans, sudadera y gorra para caminar cómodo y su cubreboca para protegerse del Covid-19, don Joel Enríquez Salazar Barranco se abrió paso entre los senderos de los Valles Centrales y emprendió su viaje hacia el Santuario de la Inmaculada Virgen de Juquila.
Con un par de cobijas, su pequeña casa de campaña en su mochila y con la fe en la mente y en el corazón, salió en punto de las 04:00 horas desde su casa en la Colonia La Cascada de la ciudad de Oaxaca.
En comparación con años anteriores, ahora don Joel, de 65 años de edad, solamente es acompañado por uno de sus compañeros de viaje, por lo que decidieron caminar junto a otros peregrinos provenientes de Amozoc, Puebla.
“Los años no pasan en balde, llevo más de 45 años recorriendo estos caminos; de jóvenes viajábamos muchos y nos íbamos hasta el 5, 6 de diciembre para llegar el 8 al Santuario, eran dos o tres días caminando, pero ahora ya somos veteranos y nos aventamos más tiempo, pero muchos ya no quieren ir porque ya se les hace pesado, a paso lento y a nuestra edad ya son de cuatro a cinco días”.
Desde el valle de Zimatlán, el peregrino avanza entre los jóvenes que este año reactivaron sus caminatas hacia el Santuario de la Virgen de Juquila, la mayoría con un solo propósito: agradecerle a la Inmaculada por la salud y vida que diariamente proporciona a sus fieles.
“Vamos a Juquila por el amor a la Virgen, para darle las gracias por todo lo que nos ha dado, hay que pedirle a la Patrona misericordia para todos nosotros, salud para todo el mundo, para todos los paisanos para que salgamos bien de todo esto que hemos enfrentado en los últimos meses”.
A pesar de que la afluencia de peregrinos ha disminuido considerablemente por los caminos y veredas, la mayoría, como don Joel, tratan de acatar las medidas sanitarias para evitar contagios por Covid-19.
“De todo lo que nos ha pasado ya estar aquí y venir caminando es un milagro porque hemos enfrentado durante más de un año esta terrible pandemia, por eso, aunque tengamos ya la vacuna, hay que seguir cuidándose, debemos acatar las medidas sanitarias para no llevar ni traer el virus”.
Viajan desde Amozoc
Por estos caminos que conducen a Santa Catarina Juquila, al Pedimento y al Santuario más visitado de Oaxaca, también reactivó su recorrido la familia de doña Apolonia Sosa Cata, originaria del municipio de Amozoc, Puebla.
Sus pasos son acompañados por sus nietos e hijos que acuden año con año al pie de la Santísima para agradecerle por todas las bendiciones que reciben. “Nuestra virgencita nos ha dado todo; lo más importante, la vida que diariamente nos brinda”.
“Este año en especial, nos mueve la salud que nos ha dado. Mucha gente se ha quedado en el camino; otros han sufrido mucho por esta enfermedad o por haber perdido a un ser querido, vamos a pedirle por ellos, por los que ya no están, por la salud de quienes hoy están sufriendo y, sobre todo, para agradecerle por lo que nos ha dado como familia”.
Entre los espectaculares paisajes y clima que ofrece la región de los Valles Centrales de Oaxaca, las y los peregrinos avanzan hacia la Ruta de la Fe. Muchos cargan en sus mochilas encargos de otras personas que mandan veladoras y que debido a la pandemia no han podido visitar a la virgen en los últimos dos años.
Don Joel, de la colonia la Cascada, y doña Apolonia no tuvieron la oportunidad de viajar el año pasado, esto ante las restricciones que se implementaron a raíz de la emergencia sanitaria por Covid-19.
Disminuye afluencia de peregrinos
A decir de los comerciantes que tienen sus establecimientos como cocinas económicas y venta de antojitos sobre las carreteras locales que conducen hacia la Ruta de la Fe, aunque este año decenas de feligreses reactivaron sus recorridos, la afluencia aún no alcanza ni el 50%.
“Están pasando, pero muy pocos, la mayoría van caminando en pequeños grupos y ahora ya casi no se ven las grandes peregrinaciones que habían antes de la pandemia”, señaló una de las propietarias de un puesto ubicado a orillas del Libramiento Zaachila-Zimatlán.
A cuatro días de la festividad de la Virgen de Juquila, que se lleva a cabo cada 8 de diciembre, en este tramo no se observan las peregrinaciones en bicicletas o con antorchas, ya que a decir de los comerciantes, desde hace más de un mes la mayoría de los pequeños grupos que pasan prefiere descansar en las afueras de las poblaciones o bien seguirse sin realizar paradas.
Pese a las recomendaciones de las autoridades del sector salud para continuar aplicando las medidas sanitarias, en los establecimientos los trabajadores omiten el uso de cubrebocas, incluso permiten el compartimiento de mesas con los pocos viajeros que consumen sus alimentos.
Esta situación, también orilla a los peregrinos a evitar consumir alimentos en lugares inseguros y prefieren llevar sus propios alimentos para almorzar y comer al aire libre, entre las montañas de las regiones de los Valles Centrales y Sierra Sur hasta llegar al Santuario.