Con motivo del Domingo de Ramos, el arzobispo de Antequera Oaxaca, monseñor Pedro Vázquez Villalobos, presidió la celebración eucarística en la Catedral Metropolitana, marcando el inicio de la Semana Santa. Durante su homilía, el prelado exhortó a los fieles a vivir estos días santos con recogimiento, silencio y una profunda disposición al diálogo con Dios. 
“Hagamos silencio en algún momento de estos días y demos gracias porque el Señor, extendiendo sus brazos en la cruz, nos redimió y salvó”, expresó monseñor Vázquez Villalobos. Destacó que Jesús aceptó voluntariamente el sacrificio de la cruz por amor, y llamó a los creyentes a imitar ese gesto ofreciendo sus propios sufrimientos por los demás.
El arzobispo subrayó que todo lo que los cristianos hagan debe estar motivado por el amor. “En esos momentos en que tú tienes dolor, sufrimiento, enfermedad, ofrécete en sacrificio y únete a la pasión redentora de nuestro Señor”, instó. Asimismo, alentó a los fieles a encontrar sentido en su dolor y a canalizarlo como un medio de purificación y santificación, no sólo para sí mismos, sino también en beneficio de sus seres queridos.
Recordando las palabras de Jesús en la cruz, monseñor Vázquez Villalobos resaltó la importancia del perdón y la reconciliación. “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, citó, enfatizando que el Señor pidió perdón por todos. Invitó a los presentes a buscar el perdón de Dios, reconociendo sus pecados y acudiendo al sacramento de la confesión para experimentar la misericordia divina. 
En su mensaje, también reflexionó sobre la figura de Simón Pedro, quien negó al Señor, y la del sirineo que ayudó a cargar la cruz.
“Habrá momentos en que usted debe ser un sirineo que cargue la cruz de alguien que le ayude a seguir adelante”, dijo, animando a los fieles a ser solidarios con quienes sufren y a no dejarlos solos en sus momentos difíciles.
Finalmente, monseñor Vázquez Villalobos instó a los creyentes a encomendarse siempre a Dios, siguiendo el ejemplo de Jesús que, al final de su vida, dijo: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. “Aprendamos a encomendarnos siempre a Dios en todo momento, porque no sabemos en qué momento nos va a llegar el encuentro definitivo con Él”, concluyó.
Esta celebración marca a la comunidad católica de Oaxaca a dar inicio a una semana de reflexión y renovación espiritual, recordando la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.