El hijo de Alejandra y Érick nació en los “tiempos difíciles” de la pandemia. Para este matrimonio oaxaqueño, la salud de su bebé y las tradiciones religiosas están unidas a la Morenita del Tepeyac, la Virgen de Guadalupe, esa advocación mariana que se celebra cada 12 de diciembre en México y por la que este sábado reabrió en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.
Las vallas metálicas marcaron el camino a seguir para el festejo, suspendido en 2020 por el coronavirus, pero retomado con una fe adaptada a la nueva normalidad. Las flores, veladoras, imágenes religiosas y la fe se volcaron ayer previo al día máximo de la festividad en la ciudad de Oaxaca.
Poco a poco, los escenarios para la foto del recuerdo ocuparon los alrededores de la estatua del cura Miguel Hidalgo y Costilla, el mismo que sumó un estandarte de la virgen a la lucha por la Independencia de México.
Pero la afluencia, que hasta 2019 era alta y atiborraba el otrora Llano de Guadalupe, ahora fue poca. Nada de aglomeraciones de feligreses, al menos no durante la mañana de ayer. La festividad se vivió en una mayor solemnidad. La habitual peregrinación de la Catedral Metropolitana siguió suspendida.
La fe se adaptó a la nueva normalidad, sin mañanitas, pero con la indumentaria tradicional con que los padres vistieron a sus pequeños. Algunos como el santo Juan Diego, el indígena al que según la creencia católica se le apareció la Virgen. Otros más evocaron a los peregrinos o a las “Lupitas”.
Virginia Díaz y Luz Adriana llegaron al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe desde temprana hora. Fueron de las primeras en ingresar a la capilla de Belén, que durante ayer y hoy recibe a feligreses a partir de las 9:00 horas. “Es una tradición familiar, a mí me traían de chiquita y uno empieza a traer a los hijos”, contó Luz, quien ahora vistió de “Lupita” a su bebé de apenas unos meses.
En diciembre de 2020 estaba embaraza de ella y aunque la restricción hizo que la festividad se cancelara, algunos fieles llevaron a sus pequeños para pedir o agradecer desde fuera del templo. Ella no lo hizo, pues debía cuidarse mucho más en un tiempo que describió y aún ve complicado económicamente.
“(Pedimos) por la niña, porque le toque un mundo mejor y por todas las personas. Tenemos la fe de que la Virgen siempre nos va a cuidar y que las personas que están sufriendo por la enfermedad salgan adelante”, dijo Virginia. “Que la pandemia ya termine, que estemos mejor todos”, agregó Luz.