En medio del conflicto que prevalece en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), del Ervin Frissell y del Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo, los conflictos en materia cultural se han agravado.
Este lunes se sumó una nueva protesta, ahora en un espacio administrado por el estado: el Taller de Artes Plásticas Rufino Tamayo. Rumbo a sus 50 años de existencia, los docentes y alumnado del taller que se impulsó con el apoyo de los fallecidos artistas Rufino Tamayo y Francisco Toledo denunciaron irregularidades. Entre ellas el retraso de sus sueldos, salarios precarios y sin más prestaciones debido a que los 28 docentes solamente acceden a contratos temporales de seis meses o menos.
Asimismo, la falta de materiales y de una parte del patrimonio del taller (una prensa que data de tiempos de la Segunda Guerra Mundial) y la ausencia de garantías de permanencia en la actual sede, en lo que fue la Real Alhóndiga de Antequera.
Este lunes, también se cumplió un aniversario de la Casa de la Cultura Oaxaqueña, pero a diferencia de los años previos, no hubo festejos.
De acuerdo con los docentes y alumnado del Taller Rufino Tamayo, la problemática en este sitio ha prevalecido por varias administraciones, pero en la actual se agravó por la designación de Enrique Gijón como director y ante las nulas respuestas del secretario de las Culturas y Artes de Oaxaca (Seculta), Víctor Vásquez Castillejos (Víctor Cata).
Nunca en la vida habíamos tenido tantas revueltas”, externó Oswaldo Ramírez, docente del taller de gráfica y quien denunció que “la dirección cayó en manos de una persona inexperta”, a quien señaló como el encargado que puso el estado en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), luego de la anulación del contrato de comodato de aquel recinto.
Docentes como Oswaldo Ramírez y Abraham Torres, así como otros, explicaron que a la fecha carecen de un contrato y que la nueva administración de la Seculta les ha impuesto un nuevo formato para los reportes con los que por años se les ha exigido comprobar su labor en el taller.
Además de que los contratos temporales por los que perciben 6,500 pesos mensuales siempre han sido a favor del estado, sin que los 28 docentes del Tamayo ni los talleristas de las extensiones comunitarias o del programa TIJA (Talleres infantiles y juveniles) tengan seguridad social, seguros de vida u otras prestaciones ni accedan a la antigüedad laboral.
De acuerdo con los profesores, estas condiciones las padecen 28 docentes que laboran en el taller y han impartido clases ahí por 17 años consecutivos o que ante la crisis actual han concluido su relación de hasta 22 años, como en el caso del Paco Guevara.
En el taller, los únicos que tienen prestaciones son las y los 12 trabajadores de base, detallaron en conferencia de prensa realizada tras la reunión del miércoles con el secretario de las Culturas y Artes de Oaxaca, Víctor Cata, a quien acusaron de una reunión a modo y que no responde a la petición de audiencia solicitada por los docentes hace cinco meses.
El taller Tamayo tuvo su primer domicilio en la calle de Murguía, en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca, para pasar a otros como el de la avenida Benito Juárez, donde permaneció hasta 2016. Posteriormente se trasladó a la agencia San Felipe del Agua. En todos los casos rentando tales bienes.
Pero desde marzo ocupa parte del inmueble conocido como la Real Alhóndiga. “Los nuevos funcionarios manifiestan cambios, pero no hay cambios”, externaron los docentes, quienes no descartaron represalias en su contra por esta denuncia.