Familia Raymundo Sánchez: cuatro generaciones unidas por la flor inmortal
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Familia Raymundo Sánchez: cuatro generaciones unidas por la flor inmortal

La biushita, flor siempreviva o inmortal ha permitido que en esta familia crezca y se desarrolle su arte


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Fotos: Jesús Santiago // La familia ha hecho esculturas de la Virgen de Juquila, la Guadalupana, La Soledad y del santo patrón del pueblo.

Una flor que parece no cambiar ni morir durante varias décadas, y por lo cual se conoce como inmortal, ha sido el lazo que une a la familia Raymundo Sánchez y a tres generaciones que le anteceden. Todas de San Antonino Castillo Velasco, municipio de los Valles Centrales de Oaxaca que se ha caracterizado por el cultivo de verduras, hortalizas y flores, pero también por el arte popular con la flor inmortal, el barro y el bordado.

Francisca Lidia Sánchez Mateos e Israel Gerardo Raymundo son la tercera generación que en su familia preservan el arte popular de la flor inmortal y biushita (la variedad más pequeña), la cual incluso siembran y con la que nombraron su taller. Laura y Monserrat Maricela son la cuarta generación que ahora muestra su obra en España, pero que por varios años ha sido parte de la tradicional “Noche de Rábanos”, en la ciudad de Oaxaca.

Lo que comenzó en 1898 como un concurso de horticultura y floricultura es desde hace 126 años una cita anual que atrae a locales y visitantes. Pero ya no para comprar en el mercado de vigilia, del que también fueron parte los ancestros de la familia Raymundo Sánchez como vendedores y concursantes, sino para un concurso en el cual se admira y reconoce a la creatividad y habilidades de artesanos como Francisca, su esposo Israel y sus hijas Laura y Monserrat.

El camino en este concurso lo iniciaron los bisabuelos, pero Reynalda Cornelio Sánchez, abuela Laura y Monserrat fue de las primeras en destacar con su obra. “Para mí participar en la Noche de Rábanos es como revivir a mi abuela”, cuenta Monserrat, quien dice que entonces la elaboración era “rustica”, pero con los años y la práctica se ha perfeccionado.

Ella, que ha obtenido en varias ocasiones alguno de los tres primeros lugares en esta modalidad, considera que con cada participación están “honrando la memoria de nuestros antepasados”.

Laura empezó a ser parte de la Noche de Rábanos desde sus seis años de edad en la categoría infantil de esculturas hechas con este tubérculo, lo que le valió tener varios premios. Sin embargo, ha estado en ella casi desde que era una bebé con sus padres y abuelos.

 

Francisca e Israel son la tercera generación que en su familia preservan el arte de la flor inmortal y biushita.

 

Esta es la tercera ocasión en la que participa con obras hechas con flor inmortal, con la esperanza de lograr un premio, pero con la convicción de mantener viva una tradición que la une con sus antepasados. “Me da mucho gusto seguir con el legado de mis padres, de mis abuelos y bisabuelos”.

En la misma familia, cada integrante tiene su obra, tema y técnica. A ella le gusta plasmar las tradiciones de su comunidad y estado, el cómo se vive una mayordomía, una boda o la Navidad. A Monserrat y sus padres también les inspiran otras tradiciones de su pueblo y estado.

Lograr que estas creaciones sean consideradas parte del arte popular del estado no ha sido fácil, dice Francisca, madre de esta familia zapoteca que también busca que la flor biushita (la de color blanco y más pequeña) no se extinga.

Son más de 100 años que lo estamos preservando (este arte). Los antiguos nos dejaron este legado y cada día lo estamos trabajando para que no se pierda”, explica Francisca, quien incluso recuerda que ha tocado puertas de funcionarios en Oaxaca y en Ciudad de México, en Los Pinos.

La flor inmortal es la base de las creaciones de su familia, la que ha hecho esculturas de la Virgen de Juquila, la Guadalupana y La Soledad, también al santo patrón del pueblo donde se cultivan las siempre vivas o flor inmortal. Y en donde explican que es el único lugar donde se da la variedad más pequeña, la biushita.

Las flores duermen con el sereno y despiertan con el sol, aun sin tallo tienen vida eterna”, apunta sobre una flor cuyos colores “son sagrados como el arcoíris” y duran 45 años.

Ella con 66 años de edad, y su esposo con 68, buscan que sus hijas y las nuevas generaciones de la familia continúen con el arte de la flor inmortal, así como ellos lo aprendieron de sus padres y abuelos, y con el cual han obtenido varios primeros lugares. “Para mí es un orgullo darle vida a Oaxaca con nuestro arte”, explica Francisca.

 

Fotos: Jesús Santiago
Derecha: Laura y Monserrat Maricela son la cuarta generación que ahora muestra su obra en España.
Izquierda: La biushita es la variedad más pequeña de la flor que da nombre a su taller.

 

Llevan nacimiento a España

 

La obra de la familia Raymundo Sánchez ha logrado proyección nacional e internacional con el trabajo de varios años en los que ha buscado darle un lugar y reconocimiento. Desde hace unos días, la obra de las hermanas Laura y Maricela es parte de la exposición “Belenes de México”, en Madrid, España.

El nacimiento o Belén es un milagro del nacimiento del niño Jesús, pero para nosotros representa el milagro de poder proyectar y exponer nuestro trabajo en otros lugares del mundo”, refiere Laura sobre este trabajo de nueve meses y que estará expuesto hasta el 7 de enero de 2024.

Esta muestra que organiza la Fundación Casa de México en España y por invitación del diseñador Ricardo Salas se reúne también la obra de otros artesanos oaxaqueños como José Cruz Sánchez y Tirso Juventino Cuevas Velásquez.


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