Sin trabajo afiladores; a punto de desaparecer
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Sin trabajo afiladores; a punto de desaparecer

Para Don Ángel, “la situación está muy difícil porque ya no sacamos ni para comer”


Sin trabajo afiladores; a punto de desaparecer | El Imparcial de Oaxaca

Desde hace más de 15 años, don Ángel recorre las calles de la ciudad para ofrecer sus servicios de afilador, oficio que poco a poco va desapareciendo y que ahora con la pandemia del coronavirus casi nadie contrata. 

Siempre a lado de su bicicleta que desde todo este tiempo se ha convertido en su herramienta de trabajo, camina por la capital para soplar su silbato y avisar que está pasando por si alguien desea afilar sus cuchillos de cocina, machetes o tijeras.

“La situación está muy difícil porque ya no sacamos ni para comer. La gente ya no nos da trabajo ya que existen muchos fabricantes de cuchillos de bajo costo que hacen que las personas puedan desechar sus modelos viejos y comprar uno nuevo sin afectar su presupuesto”.

Desde hace por lo menos cinco años afilar cuchillos ha disminuido en su demanda, ya que también hay aparatos domésticos que realizan la tarea del afilador callejero, algunos modelos son considerados como los mejores afiladores de cuchillos.

Dijo que también debe tener mucho cuidado, pues actualmente muchos cuchillos baratos no cuentan con materiales de buena calidad capaces de soportar el afilado de su esmeril, por lo que al pasarlos por el mineral se corre el riesgo de dejarlos sin uso, ya que la hoja es muy endeble.

“Ahora está peor, pues el coronavirus ha obligado a que la gente se quede en sus casas y nadie sale. Algunos sí nos abren sus puertas y nos dan cuchillos y tijeras para afilar pero son muy pocos”. 

El costo por afilar es muy variable, pues ya que cuando son tijeras los precios son entre 10 y 15 pesos y por cuchillos 20 pesos. “A veces saco hasta 100 pesos y pues ahí nos vamos, pero otros días apenas sí sacamos 30 o 50 pesos”.  

Con cubrebocas, indicó que tiene que salir de su casa en la colonia Guelaguetza para llevar el sustento a su familia que la compone su esposa y una hija. 

“Tenemos que caminar para encontrar trabajo, y rogar a Dios encontrarlo porque cada vez es menos, pues ya no afilan sus cuchillos como lo hacían antes”.

Originario de Zacatepec Mixes, donde cultivaba el campo, recordó que se vino a la ciudad para tratar de mejorar su vida, pero debido a la falta de educación y falta de oportunidades de trabajo aprendió el oficio de afilador.


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