Para Octavio Amezcua Noriega, de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, las cárceles no han sido, no son ni serán una prioridad para los gobiernos, porque no representan un tema de interés.
“Esto evidentemente pone a las autoridades (penitenciarias) en un grave aprieto porque tienen que operar con lo que hay, sabiendo que ese tema no estará en los reflectores para bien, en lo que se refiere a la asignación de recursos”, señaló.
En el marco de la conferencia “Prevención de malos tratos y tortura en el ámbito penitenciario”, Amezcua Noriega destacó que en México hay una distancia cada vez mayor en la precariedad de los sistemas locales y el federal.
“Muchos se ven obligadas a operar con recursos muy limitados y esto se agrava cuando se presentan problemas de autogobierno”, resaltó, después de explicar que en el sistema federal sí se cuenta con recursos, pero mantienen a las personas en un régimen extremo de privación de libertad, con poco tiempo de convivir y al aire libre.
Ante representantes de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), expuso que el tema de tortura está constantemente presente y que se utiliza como una forma de investigación, derivado de las deficiencias de las instituciones de procuración de justicia.
“Esto también se debe a la normalización de la violación de la integridad personal en las cárceles, donde hay ciertas prácticas que se repiten y generan grandes preocupaciones”, insistió Amezcua Noriega, al señalar que las denuncias por tortura son más reducidas en prisión en comparación con la tortura al momento de la detención en el ámbito nacional.
