Alcanza gentrificación a mercados; imán de extranjeros, crecen precios
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Alcanza gentrificación a mercados; imán de extranjeros, crecen precios

Para quienes acuden a laborar a la capital, el gasto en pasajes y comidas implica un importante desembolso


Foto: Lisbeth Mejía // Visitantes en la zona de comedores del mercado 20 de noviembre
Foto: Lisbeth Mejía // Visitantes en la zona de comedores del mercado 20 de noviembre

Álvaro Martínez es un oaxaqueño nacido en Huatulco, un destino turístico como Oaxaca de Juárez, pero que en su visita a la capital del estado se ha encontrado con un alto costo en ciertos productos.

Él y su familia (tres integrantes en total) acudieron al pasillo de carnes o de humo, que por remodelación obligó a sus locatarios a instalarse temporalmente en la calle Miguel Cabrera.

Sin embargo para el oaxaqueño que este lunes ya se disponía a volver, su experiencia en el emblemático pasillo no fue grata, debido a que se sintió “perseguido” por los locatarios “que se te amontonan”.

Además porque tras comer salió “espantado”  y disgustado por lo que tuvo que pagar por tres personas y sin satisfacer su apetito: 430 pesos “por un tasajo, una tripita y un guacamole”.

Te vienen saliendo con unos pedacitos de tasajo y aparte (te venden) el chile, el guacamole, las tortillas…”, narró el oaxaqueño, quien comparó los precios con su natal Huatulco. Aunque reconoció que ahí también hay lugares “caros” a donde “llegan los güeros”, como en la zona hotelera, pero que como locales sabe en qué partes de destino acudir para tener precios accesibles.

 

Foto: Lisbeth Mejía // A tope, el provisional Pasillo de Humo.
Foto: Lisbeth Mejía // A tope, el provisional Pasillo de Humo.

 

Esos precios, dijo, son para “visitantes”, especialmente para extranjeros. Aunque consideró que estos no buscan este tipo de alimentos que sí gustan a los locales.

En lugares como los mercados públicos del centro histórico, es habitual observar a visitantes nacionales y extranjeros, pero para varios oaxaqueños, los precios son elevados. Incluso si se quiere consumir un agua, comprar alguna fruta o verdura o las tlayudas. Estas, por ejemplo, se venden en 3 por 20 pesos.

Para los habitantes locales o las personas que acuden a esta ciudad para trabajar, comer durante su estadía en ella también “es caro”. Además de las más de tres horas y los 65 pesos que gasta diariamente en viajar desde Santa Lucía Ocotlán, Laura, una vendedora de chapulines, dice que comer aquí no le conviene.

Aun cuando de lunes a viernes desayuna suficiente para aguantar su jornada de 10:30 hasta casi las 7:00, termina comprando algún plato de comida (sin agua ni tortillas) o un poco de quesillo y gastar al menos 50 pesos. Por eso siempre trae tortillas y agua para ahorrar lo más posible y no perder tanto de su ganancia por la venta de chapulines.


aa

 

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