Voceadores, ¿última generación de guerreros de tinta y papel?
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Voceadores, ¿última generación de guerreros de tinta y papel?

Mónica y Rafael miran y viven de un trabajo mermado por las redes sociales y la inmediatez de la información


Voceadores, ¿última generación de guerreros de tinta y papel? | El Imparcial de Oaxaca
Fotos: Adrián Gaytán / Rafael Martínez recorre en su bicicleta varias colonias de la capital oaxaqueña y zona conurbada

De los más de tres mil periódicos que Rafael Martínez recuerda haber vendido diariamente en sus mejores tiempos como voceador, antes de la década del 2000, apenas logra colocar 50 en un recorrido por varias colonias de la capital oaxaqueña y zona conurbada. Es casi mediodía y en la caja trasera de su bicicleta se observan cerca de 20 ejemplares; unos cuantos más en el manubrio.

El recorrido aún no termina para este oaxaqueño que, por casi 47 años, ha gritado los nombres de los diarios de puerta en puerta, de barrio en barrio, por colonias donde sus clientes son principalmente adultos y adultos mayores.

Fue en 1975 cuando Martínez empezó una labor que ve extinguirse con el auge de los teléfonos celulares, el internet y las redes sociales. Y que tuvo un nuevo y fuerte golpe con la pandemia de Covid-19.

Aunque en algún tiempo cambió de trabajo a uno en la función pública federal, Martínez dice que por gusto regresó a ser voceador. “Nunca pensé que el periódico iba a pique”, explica mientras toma sus alimentos por la colonia Yalálag, en Santa Lucía del Camino.

A unos kilómetros, en el bulevar Eduardo Vasconcelos de la capital oaxaqueña, Mónica también trata de acabar con los periódicos y revistas entre cada alto del semáforo. Casi a los pies del monumento a Lázaro Cárdenas, pasa entre los autos para ofrecer diarios estatales y nacionales, además de algunas revistas de política, principalmente. Su jornada es la misma de lunes a domingo, de las 08 hasta las 15 horas, aunque a veces tenga que quedarse con algunos ejemplares, pues en algunas empresas no les permiten las devoluciones.

 

Mónica trata de vender los periódicos entre cada alto del semáforo

 

Con cerca de 15 años se ha dedicado a este trabajo que ya en los años 2000 Rafael veía con cierto declive, Mónica recuerda que “era un poco mejor antes”, cuando vendía hasta 150 periódicos. “Y ahorita ha bajado por la tecnología, redes sociales. Todo ese avance que ha habido nos ha venido a perjudicar al gremio”, dice quien ahora vende entre 30 y 40 ejemplares.

Sus clientes, al igual que los de Rafael son “gente mayor”, pues “la juventud está pegada al celular”. Aunque por este auge, incluso algunos adultos mayores “ya dejaron el periódico”.

Pausado desde hace dos años por la pandemia, Mónica y Rafael ven que el próximo festejo del Día del Voceador, el 8 de mayo, es incipiente, pues ni gobierno ni iniciativa privada han apoyado como antaño.

Pero las tecnologías actuales y las redes sociales no son lo único que ha impactado a la labor de las y los voceadores. La pandemia hizo lo propio con sus efectos sobre la salud y la economía. Con calles y el crucero prácticamente vacíos, Mónica apenas vendía 20 o 25 diarios, lo que la mantuvo apenas “sobreviviendo con lo que salía”.

 

Francisco Celis, representante de la Unión de Voceadores

 

La pandemia de Covid-19, dice Francisco Celis, “nos vino a diezmar”. El representante de la Unión de Voceadores y Expendedores de Periódicos, Libros y Revistas del Estado de Oaxaca (UVEPLREO) señala que algunos fallecieron, otros cambiaron de trabajo o volvieron a sus comunidades, y que quienes quedan son la última generación.

Lo que era una actividad generacional se fue perdiendo también con el hecho de que en las familias las nuevas generaciones siguieron sus estudios y consiguieron otros trabajos o definitivamente optaron por otra labor.

Antes de la pandemia, Celis estimaba en más de 100 las y los voceadores en el estado, así como de puestos de periódicos y revistas. En la capital oaxaqueña se estima que aún existen cerca de 40 voceadores y voceadoras, explica Celis. De puestos, existe un número similar.

Pese a este panorama desalentador, Celis considera que los diarios impresos siguen siendo de los medios más confiables, comparados con los medios surgidos en internet.


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